El PIMUS 2024, recién aprobado por la Junta de Coordinación Metropolitana, representa una intención ambiciosa de replantear la movilidad en el Área Metropolitana de Guadalajara, hacia un modelo más sustentable. Sin embargo, su ejecución representa retos estructurales y sociales que ponen en entredicho su viabilidad.
El plan, que busca reducir en un 60% el uso del transporte privado al 2040, se propone en un contexto donde las políticas históricamente han priorizado al automóvil, generando una dependencia que ahora parece insalvable sin un replanteamiento profundo del sistema de transporte público. La falta de operadores, las largas esperas y los costos desproporcionados en otras alternativas de movilidad, reflejan un sistema que, lejos de estar preparado para sostener una transición, se encuentra colapsado.
El diagnóstico del AMG muestra una ciudad profundamente desigual en su movilidad: mientras los hombres son los principales usuarios del transporte privado, las mujeres, quienes realizan el mayor porcentaje de viajes a pie, enfrentan no solo entornos hostiles e inseguros, sino también trayectos más complejos y costosos debido a la división sexual del trabajo. Esto evidencia que el diseño urbano no solo es excluyente, sino que perpetúa barreras que limitan la inclusión de mujeres, personas con discapacidad y otros grupos vulnerables.
Además, el sistema de movilidad actual no ha respondido al creciente problema de la contaminación, con 249 días de mala calidad del aire este año, ni a la crisis de seguridad vial, donde las muertes por accidentes son la primera causa entre niños de 1 a 14 años.
El PIMUS, aunque necesario, carece de garantías de financiamiento sólido. La fragmentación política entre municipios, sumada al insuficiente uso de los recursos provenientes de la verificación vehicular, amenaza con convertirlo en otro plan bien intencionado, pero mal ejecutado. Mientras que las autoridades lo celebran como un avance, los retos estructurales y las desigualdades que atraviesan la movilidad no se resolverán solo con metas ambiciosas, sino con inversión, coordinación y un enfoque que priorice a las personas, por encima de los vehículos.