La muerte como destino vial

Jalisco /

En Guadalajara, morir atropellado, chocar en motocicleta o ser embestido por un auto no es una excepción, es ya una constante. En 2024, 78 personas murieron en siniestros viales en Guadalajara, un aumento del 20% respecto al año anterior. El 83% de las víctimas eran peatones, ciclistas o motociclistas. Cada día, en Jalisco, 46 personas mueren en promedio por hechos de tránsito. El Reporte de Seguridad Vial 2024, publicado por el Ayuntamiento y Bloomberg Philanthropies, confirma que el espacio público es territorio de alta letalidad. 

No se trata de “accidentes”. Son siniestros con causas claras, infraestructura pensada para coches, vigilancia permisiva, velocidad fuera de control y un transporte público que expulsa. Cada día se suman 824 nuevos vehículos al parque vehicular de Jalisco, mientras los traslados colectivos siguen colapsados con apenas 14 mil unidades en todo el estado. Y en las colonias más afectadas, como Oblatos, las vialidades secundarias son trampas mortales.

Los datos no mienten, hoy el 43% de las víctimas fatales usaban motocicleta. Muchas veces jóvenes, otras ocasiones sin casco, tal vez sin alternativa. No es casualidad que el IMSS atienda entre 20 y 40 menores al mes por lesiones en moto. La ciudad empuja al riesgo, luego criminaliza a quien no sobrevive.

Este reporte no solo ofrece cifras reveladoras, pues dibuja con precisión las zonas, las horas y los tipos de hechos más frecuentes. Muestra que el 80% de las muertes suceden en solo el 12% de la red vial. Sabe dónde actuar. Pero saber no basta. La voluntad política se mide en presupuestos y en decisiones públicas que no llegan.

Ganamos el segundo lugar en el “Speed Challenge”, sí. Pero mientras en nuestras calles sigue siendo normal morir por cruzar una avenida, no hay nada que celebrar. Reducir velocidades, rediseñar calles y redistribuir el espacio no son lujos urbanos. Son acciones urgentes para garantizar el derecho a la vida. Porque ninguna estadística justifica que vivir en esta ciudad implique jugarse la vida cada día en la calle. La estadística es solo el eco de lo que no quisimos evitar. La movilidad no es una guerra entre modos de transporte; es una decisión sobre a quién le reconocemos el derecho a llegar con vida.


  • Gabriel Torres Espinoza
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