Miss Universo y su contradicción

Guadalajara /

Por quinta ocasión nuestro país es sede del concurso de belleza femenino Miss Universo y por primera vez en el mandato de la presidenta Claudia Sheinbaum. Con ello se está demostrando que aquí se puede hacer negocio y promocionar la imagen de la mujer superficial, en contradicción a los postulados del nuevo gobierno que es integral.

A pesar de lo anterior, y tal vez sin tener plena conciencia del significado que tiene la sede de este evento, hoy se realizará la final en la Ciudad de México en el auditorio Nacional, después de que en el 2023 ganara la corona Guatemala; nuestro país ha obtenido tres triunfadoras, que para algunos es un gran orgullo internacional. Se debe tomar en cuenta que las mujeres valemos por nuestras cualidades intangibles.

Y es que la única finalidad del certamen, donde participan representantes de 130 países, es evaluar la belleza corporal, sujeta más bien a parámetros occidentales, donde los jurados tomarán en cuenta la elegancia, la comunicación y el desempeño de cada una en entrevistas que después de escoger a 30 finalistas se llegara a decidir la ganadora.

Después de su creación en 1952 en los Estados Unidos y de haber sido comprada la organización y derechos en 2022 por Anne jakrajutatip (mujer transgénero) sigue existiendo dicho concurso a fuerza de adecuarse a los cambios de la sociedad, y por eso las reglas ya no son tan rígidas, pues ahora están concursando dos mujeres transgénero y una mujer casada con hijos.

Es por tradición el certamen más conocido y promocionado del mundo en cuanto a este tipo, pero sigue siendo tan contradictorio también, por su propio nombre, que en realidad no tiene que ver con que las participantes sean de todo el universo, cuando la realidad es que aún no hemos conocido plenamente más allá del sistema solar.

Mientras existan compañías que sepan que comerciar con los atributos físicos femeninos es atrayente para obtener ganancias al promocionarlo y vender boletos para asistir al evento, seguirán existiendo, aunque menosprecien la integridad de la mujer.

Pero lo que no puede continuar es que, en países donde las mujeres son jefas de estado y la mayoría de ciudadanos no comulgan con la anterior mentalidad; sigan siendo sede, porque no se necesitan ese tipo de evaluaciones que premian solo atributos físicos que no tienen que ver con el esfuerzo y la preparación para obtenerlos.

Podemos seguir admirando la belleza que vemos en los humanos, pero que sabemos no es perecedera y no seguir apoyando a través de estos concursos el hedonismo tan arraigado de la sociedad, donde importa más el placer de los sentidos.

Es por tanto mayor responsabilidad de nosotras las mujeres, y más por parte de las líderes, el tratar de erradicar que se den en nuestro país.

La presidenta Claudia Sheinbaum tiene otro plan a seguir en favor de las mexicanas, no a los concursos de belleza que presentan a la mujer como objeto.


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