Quizá tenemos que esperar las conclusiones de la historia adelantada del futuro o saber lo que dirían inteligencias de extraterrestres al conocer lo que pasa en este mundo actual, donde la humanidad vive situaciones indeseadas e injustas; donde ha sido y está siendo víctima de líderes nefastos que son elegidos por sistemas imperfectos como la democracia.
Lo anterior no es un inicio de una trama de ficción o de un comentario dramático, es lo que ahora el mundo se aproxima con el triunfo de Donald Trump al gobernar próximamente los Estados Unidos. La nación que va a representar es por sus características la más importante, la más poderosa económicamente, militarmente e influyente de este planeta, la que ha dictado la historia de muchas regiones.
Y es que en muchos rincones donde hay reuniones de gente interesada en la política o en lo que puede suceder con la llegada de este ex presidente, tan conocido por todos últimamente, por lo que dijo en su campaña y por las posibles repercusiones de sus palabras amenazantes, nada acorde con los derechos humanos. Han surgido especulaciones de los perjuicios que de ellas vendrán cuando asuma el cargo el 20 de enero de 2025.
Podemos seguir mencionando lo que se ha dicho en los medios o en las redes para tomar diferentes posturas del triunfo de este estadunidense de 78 años que por segunda vez será mandatario, que algunos lo tildan de loco, de infractor de las leyes de su país, de ideas proteccionistas apegadas a los intereses estadunidenses y que después de todo ha tenido el apoyo de sus congéneres en las pasadas elecciones del 5 de noviembre, pero que el tiempo nos dirá si verdaderamente cumplirá sus palabras.
Entonces para los que estamos en desacuerdo con su triunfo (solo para opinar) ¿A quién tenemos que echarle la culpa de tal situación? ¿a los que votaron por él? ¿a los que dejaron que el partido republicano los representara? ¿al sistema demócrata que permite que la gente vote con o sin conciencia?
Lo cierto es que, en este mundo que conforman casi 200 naciones, de más de 8 mil millones de habitantes que somos; no debemos meternos en las decisiones de cada país, porque según postulados de la ONU, todos son independientes y autónomos. Aunque a sabiendas que algunas potencias lo infringen al provocar situaciones perjudiciales como bloqueos económicos, imposición de gobernantes y hasta guerras internas y externas, que hacen que se comercie con sus armas.
Somos un mundo en el atraso para convivir en la paz, en el respeto, en la solidaridad. No sabemos cuántos años más seguiremos siendo gobernados no solo por los líderes de este tipo, sino también por el lobo interior que nos domina como una ratificación de que somos una especie que nace con la maldad o la sociedad hace que se deje llevar por esta.
Con el optimismo de un final feliz para una trama de ficción, esperamos que nuestra realidad, sobre todo para México, sea lo menos perjudicial. Que el señor Trump y la señora presidenta Sheinbaum puedan llegar a acuerdos en temas como flujo de migración, TLC, narcotráfico, imposición de aranceles y vecindad entre países.
Al próximo presidente de nuestro vecino del norte, por su triunfo legítimo y respetable, le deseamos lo mejor para su gobierno, que no olvide firmar los acuerdos de Paris y de armas nucleares, que no lo domine el proteccionismo y los intereses propios.
Deseamos que su inteligencia y buena voluntad predominen en la fraternidad con todos los países del mundo.