La revolución impulsada por las Fintech está transformando el mundo financiero, democratizando el acceso a servicios y productos financieros de una manera ágil y rápida, desde dónde sea y a través de dispositivos a los que cada vez más cualquier persona puede acceder. ¿Qué impulsa esta revolución? Sin duda, la tecnología, especialmente herramientas como la inteligencia artificial (IA), que se ha convertido en un elemento crucial y determinante.
En los últimos meses, la IA ha ganado popularidad por su capacidad para generar imágenes, videos e incluso textos a partir de unas pocas instrucciones, pero su alcance va mucho más allá. En el proceso de bancarización e inclusión financiera, la IA se posiciona como un gran diferenciador, siempre y cuando sea implementada adecuadamente.
Por ejemplo, al utilizar la IA, las Fintech y los bancos pueden otorgar créditos o abrir cuentas bancarias y brindar atención personalizada en tiempo récord gracias a herramientas como los chatbots. La IA también podría analizar las solicitudes de financiamiento, evaluando el riesgo de la persona basándose en sus datos, historial e incluso comportamientos en la web o redes sociales. En el ámbito de las inversiones, la IA también juega un papel crucial, permitiendo el análisis de grandes volúmenes de datos para tomar decisiones. Inclusive, en términos de seguridad, la IA podría ayudar a reducir el fraude y suplantaciones de identidad detectando anomalías, analizando datos históricos de comportamiento, monitoreando en tiempo real las actividades y utilizando los sistemas de reconocimiento biométrico.
En mayo pasado, la plataforma de inteligencia de datos Sling Hub reveló que la recaudación de fondos de las Fintech sufrió una disminución de 81 por ciento en comparación con el año anterior y 42 por ciento en comparación con el mes anterior, estableciendo un preocupante volumen de capital en Latinoamérica desde julio de 2020. ¿Las razones? Altas tasas de interés y la situación derivada de la pandemia. Con estos datos, las Fintech deben utilizar a la IA como aliado para garantizar su supervivencia.
Es importante destacar que la tecnología por sí sola no es suficiente; el talento humano es vital para alcanzar los objetivos deseados. La colaboración entre máquinas y humanos es imprescindible, ya que ninguno puede sustituir completamente al otro. Es por ello que enfatizamos la importancia de contar con el mejor talento para operar estas tecnologías y educar a las nuevas generaciones.
Para implementar la IA de manera eficiente, es fundamental diseñar una estrategia que identifique las áreas donde esta tecnología puede aportar un mayor valor, tanto para los usuarios como para las empresas que la implementen. Por ejemplo, en la atención al cliente, en la evaluación de riesgos, análisis de datos, gestión de cartera y decisiones de inversión, entre otros.
Además de la IA, consideramos fundamental integrar otras tecnologías, como el aprendizaje automático (machine learning), el aprendizaje profundo (deep learning), o el big data, que en conjunto pueden obtener resultados aún más sólidos. Estas tecnologías permiten un mayor detalle en las operaciones y facilitan la toma de decisiones más acertadas volviéndolas data-driven, reduciendo riesgos y maximizando beneficios. La adopción de estas tecnologías en la nube simplifica aún más su implementación para las Fintech.
Así, las Fintech demuestran ser uno de los sectores que lideran la aceleración digital con excelentes resultados, cumpliendo una noble misión: facilitar el acceso a servicios financieros sin las barreras impuestas por los métodos tradicionales. Esto asegura que la transformación en el sector no se detenga.
A pesar de las adversidades o las crisis de financiamiento, las Fintech se mantendrán firmes, ya que comprenden que al impulsar el crecimiento del sector, también contribuyen al desarrollo de la sociedad en general. Son el estandarte de la aceleración tecnológica y una fuente de inspiración para otras empresas, independientemente de su sector, para abrazar la tecnología en busca de un futuro más innovador y próspero.