Muchos se preguntan si este era un buen momento para cambiar al titular de la Secretaría de Hacienda. La preocupación reside en el contexto de alta incertidumbre en el que actualmente estamos derivado de las continuas amenazas del presidente Trump, de la fuerte desaceleración económica que se observa actualmente y del reto de la consolidación fiscal que se supone deberemos lograr este año. Para algunos analistas, un escenario como este resulta inapropiado para hacer ajustes al gabinete económico. Para mí es justo al revés. Creo que el cambio de Secretario de Hacienda no solo era deseable, sino necesario. Me explico.
El contexto económico actual del país es en efecto muy complejo. Requiere de alguien que se dedique de tiempo completo a comprenderlo, a analizar alternativas y a tomar las decisiones que se requieren para enfrentar la situación. También requiere de alguien que sea capaz de explicarle a la población, analistas, empresarios e inversionistas, tanto la situación actual como las acciones a tomar. Eso, como se sabe, ya no estaba ocurriendo con Rogelio Ramírez de la O. De hecho, los múltiples rumores sobre su posible salida del gabinete, sus repetidas cancelaciones a eventos públicos y su carencia de interlocución con medios informativos, únicamente abonaban a exacerbar el ambiente de incertidumbre económica en el país.
Una anécdota ilustra el punto. Recuerdo que a mediados de enero de este año coincidí en un evento bancario con alguien que había sido relativamente cercano a Ramírez de la O. En el grupo en el que estábamos alguien le preguntó si creía que Rogelio renunciaría pronto. El amigo nos miró fijamente al tiempo que ofrecía una respuesta contundente: “Rogelio no se va a ir”. Mi conocido entonces hizo una pausa para ver las reacciones de sus interlocutores e inmediatamente después añadió: “…Rogelio ya se fue”. Ese era el sentir de varios de los asistentes.
Al Dr. Ramírez de la O lo sustituirá el hasta hace poco subsecretario Edgar Amador. Edgar es un economista egresado de la UNAM y de El Colegio de México, con experiencia en el sector público local, el sector privado y con estancias cortas en el Banco de México y en la propia Hacienda. Si bien el nuevo secretario no tiene el reconocimiento del sector privado ni la formación académica del anterior secretario, es posible que, en algún sentido, él esté mejor preparado para hacer frente a las difíciles circunstancias imperantes.
El recién designado secretario deberá, entre otras cosas, mejorar la comunicación con los diversos actores económicos y hacer frente a los enormes retos fiscales que enfrenta el país. Recordemos que Ramírez de la O es el secretario al que se le salió de control el déficit público y a quien se le complicó la de por sí difícil situación financiera de Pemex. Por lo mismo, era difícil pensar que él era la persona idónea para resolver esos graves problemas. El presupuesto que propuso a fines de 2024, por ejemplo, ya ha comenzado a ser rebasado por una realidad en la que el PIB crecerá bastante menos de lo planteado en los supuestos con los que fue construido. Por todo ello considero que el cambio de secretario de Hacienda era no solo deseable, sino inaplazable.