MANGA

Ciudad de México /

Al parecer hay una nueva visión económica para el bloque regional al que pertenecemos: “Make América del Norte Great Again” (MANGA). La aprobación reciente de aranceles a más de 1400 productos provenientes de países asiáticos con los que no tenemos acuerdos comerciales apunta en esta dirección.

Cuando uno escucha los argumentos utilizados por legisladores y funcionarios mexicanos para justificar la imposición de aranceles se encuentra con la sorpresa de que estos son muy parecidos a los que utiliza la administración de Trump en Estados Unidos: protegerán la producción y los empleos domésticos, contribuirán a fomentar la sustitución de importaciones, apoyarán en la reducción de los enormes desequilibrios comerciales que tenemos con ciertos países, aumentarán la recaudación y, finalmente, promoverán un comercio internacional más justo y equitativo. Como escribí en una columna previa: éramos trumpistas y no lo sabíamos.

No es casual que una de las personas que más haya celebrado el anuncio de los nuevos aranceles haya sido Peter Navarro, uno de los asesores más importantes en materia comercial de Donald Trump. Así es, el martes pasado Navarro escribió una columna para el Financial Times que pasó relativamente desapercibida en México pero que fue afortunadamente retomada y publicada en español al día siguiente por MILENIO. La columna se tituló: “Los aranceles de México a China demuestran que el modelo de Trump es justo”. 

En dicha columna, Navarro señala que la aprobación de los aranceles “es un hito importante en la revolución del comercio del presidente Donald Trump y en el propio sistema de comercio internacional de la posguerra”. Agrega que México “alinea abiertamente su muro arancelario para bloquear la maquinaria exportadora depredadora de Pekín”. Para él, “el mensaje desde Ciudad de México es inequívoco: si se desea acceso preferencial a la región EU-México-Canadá, no se puede ser una puerta de entrada al frente, ni en la parte trasera, para el dumping chino”. Según Navarro, “la medida de México demuestra que la estrategia arancelaria de Trump ya no es una excepción estadunidense sino el modelo global para un orden comercial más estricto y justo”. Navarro concluye exhortando a otras economías, especialmente a Europa, a emular a México: “Cuanto antes sigan nuestros aliados el ejemplo de México, antes podemos volver a convertir el comercio en una situación en la que todos ganen: cadenas de suministro seguras, salarios en aumento y una prosperidad compartida basada en la producción y no en la depredación”.

Si el objetivo de los aranceles era contribuir a facilitar el proceso de revisión del T-MEC, me parece que éste se ha cumplido con creces. Es evidente que nuestro vecino del norte encuentra en esta medida una respuesta a sus exigencias y a sus expectativas de alineamiento con sus políticas. Queda por ver el efecto de los aranceles sobre la competitividad económica de México y de la región en su conjunto. En mi opinión, los aranceles siguen incluyendo a demasiados bienes intermedios, lo que podría ser algo contraproducente, especialmente en algunos sectores manufactureros. En general, sin embargo, creo que se trata de una medida congruente con los nuevos tiempos.


  • Gerardo Esquivel
  • Economista.
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