Ernesto Guevara jamás habría imaginado, a cincuenta años de su muerte, un mundo globalizado y devastado por el neoliberalismo, una América Latina sometida a las servidumbres de la dolarización. La brevedad de su vida, 39 años, de ellos, 13 dedicados a la política, 6 de los cuales pasó en Cuba después de la victoria de la Revolución desde su paso por Guatemala hasta su muerte en Bolivia.
Lejos de la corrupción y el nepotismo tan común en los caudillos latinoamericanos, el Ché impuso una imagen de dirigente austero, congruente, exigiéndose tanto a si mismo como a los demás. El Ché fue rápidamente consciente de la necesidad de luchar contra los privilegios; el proyecto revolucionario tenía que hacerse, según él, con palabras y hechos. Su austeridad personal era legendaria.
Emprendió un combate incesante contra la burocratización de la nueva administración pretendiendo imponer un modo de ejercicio del poder totalmente nuevo, lo que le llevó a cosechar muchos enemigos, fracasando en ese intento.
La lectura de los últimos escritos del Ché en el gran debate público que lo opuso a los partidarios de las reformas económicas soviéticas de los años sesenta, su ensayo sobre “El socialismo y el hombre en Cuba” y sus últimos discursos, en particular el pronunciado en Argel en 1965 ponen en evidencia una visión crítica y premonitoria de los problemas de la sociedad en transición en la URSS. Su manera de vida era un desafío para la naciente “nomenklatura”, cuya incompetencia criticaba.
El Ché temía los efectos de una organización del trabajo fundada exclusivamente en estímulos económicos. Volvió a la guerrilla después de haber sido ministro, adecuaba sus actos a su discurso, tenía una concepción del poder presidida por la ética.
Deformado, mercantilizada su estampa, el Ché sobrevive.
¿ De dónde viene la fuerza de su mensaje? Hombre de convicción, jefe en la guerra, poeta frustrado, lector de León Felipe, el poeta del exilio español, rebelde, comprometido encarna el desprecio al poder y rehabilita la política, mezclando humanismo e integridad.
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