Unidos para avanzar

  • Ventana abierta
  • Gerardo Moscoso Caamaño

Laguna /

La historia del hombre es la historia de muchos desengaños. Hay que sobrevivir, que es mucho menos que vivir, y para eso hay que ser egoístas, a pesar de que la hipocresía luego se nos muestre como un valor acreditado al igual que la simulación.

El ser humano solo es verdaderamente libre cuando es cultivado consciente para discernir, para producir o no producir, capaz para elegir o abstenerse de amar o distraerse. 

Ahí está el punto de partida: el ser humano se desliga de su parte animal, adquiere noticia transmisible de sí mismo, supera al obediente que lleva dentro, inventa, crea, progresa y avanza. Sin embargo hay días en que parece inevitable el naufragio.

El descanso de quién esto suscribe sufre grandes altibajos. 

No es un camino pavimentado por donde aquí se transita. 

Aquí la vida gobierna el rumbo, y la vida no es estática, ni cobarde, ni resignada. 

Hay días en los que su servidor, quizá este riguroso peregrino, se propone ser muy optimista, piensa que no todo es mentira ni que todo está perdido. 

Incluso, como un chaleco salvavidas personal, se dice así mismo que los oficios de médico, actor y director de teatro, con vocación de servicio, tienen un objetivo; que tal vez esa disposición de ayuda alcance, aun de manera modesta, una resonancia social imaginada; que el trabajo continuo y en equipo logre la utilidad planeada; que con que el esfuerzo común perseverante logre dar esperanza a algún habitante de las zonas marginadas, vulnerables y violentas, que eso ya sería bastante y quedaría bien justificado...Sin embargo, otros días, el caminante, se halla firmemente convencido de que la naturaleza humana es equívoca, de que el hombre que escribe esto es un ser agonizante que no vale la pena, al que el aprendizaje de todos estos largos 76 años no ha conducido a casi nada, de que cualquier entrega casi siempre ha de ir acompañada de dolor, (acaso este peregrino es masoquista) y no de la satisfacción perseverante del cumplimiento de un deber y de que el concepto de deber tampoco es en exceso consistente.

¿Y qué nos queda entonces? Avanzar, avanzar y avanzar seguros de que estamos en la correcta dirección confiando en que lograremos en común y unidos (Muchas mentes en un solo proyecto) una mejor comunidad.


lonxedaterra@hotmail.com

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