La arqueoastronomía es una ciencia interdisciplinaria, conformada por diferentes ramas del conocimiento como la astronomía, la arqueología, el urbanismo, la arquitectura, la etnografía, la geografía y otras, por lo que para la realización de una investigación y/o estudio en esta área se requiere la participación de varios especialistas. Mesoamérica es una zona cultural delimitada al norte por los estados de Sinaloa, la parte sur de Durango, Zacatecas, San Luis Potosí y el sur de Tamaulipas, y al sur por los territorios de Guatemala, El Salvador, Belice, Honduras, el occidente de Nicaragua y Costa Rica. Al norte de esta región geográfica se le conoce como Aridoamérica.
Los pueblos que habitaron en la región denominada Mesoamérica fueron grandes observadores del movimiento de los astros. El haber desarrollado una escritura compleja y unas matemáticas basadas en el sistema vigesimal, les permitió el registro y la comprensión del movimiento de diversos cuerpos celestes, que los llevó a tal entendimiento que fueron capaces de utilizar este conocimiento como una herramienta precisa para realizar cálculos sobre la ocurrencia de eclipses tanto de Sol como de Luna, conocer el ciclo del movimiento de los planetas visibles a simple vista, así como la creación de un calendario mucho más preciso que el gregoriano que utilizamos en la actualidad; dicho calendario se mantiene en orden con los astros en millones de ciclos de tiempo hacia el pasado o hacia el futuro.
Esto se manifestó en su cosmovisión de manera sorprendente, la que está revelada en el centro ceremonial que fundaron en esta región del actual estado de Zacatecas, donde ejecutaron el trazo urbano en relación con su medio natural y su cosmovisión.
Utilización de marcadores astronómicos en el trazado urbano: Las civilizaciones mesoamericanas aplicaron el conocimiento de los astros, que acumularon durante décadas de observación y registro, para su aplicación en el trazado urbanístico de sus ciudades y centros ceremoniales. La existencia de sistemas complejos en la disposición de ciudades mesoamericanas implica en sí la observación astronómica, ya que sólo de ella, mantenida a través de muchas generaciones y siglos, puede surgir un sistema tan exacto.
Entre las observaciones ligadas al movimiento de los astros destacan la determinación exacta del año trópico, los meses sinódicos de la Luna, los ciclos de eclipses de Sol y Luna, el ciclo de Venus, la observación de las Pléyades, etc.
Son dos aspectos que se pueden considerar como aportaciones fundamentales de esta disciplina:
A- La incorporación del análisis especializado de la astronomía al estudio de los calendarios y de las inscripciones prehispánicas; y
B- El estudio sistemático del principio de la orientación en la arquitectura mesoamericana y en la planeación urbana de ciudades y centros ceremoniales.
La coordinación que existía entre el tiempo y el espacio en la cosmovisión mesoamericana encontró su expresión en la arquitectura y el urbanismo mediante la orientación de pirámides y sitios arqueológicos.
Diferentes equipos de trabajo en el lugar: en 1908 Manuel Gamio efectuó las primeras investigaciones; a partir de 1971 y hasta el año de 1982 trabajó en el lugar el equipo formado por Anthony F. Aveni (doctor en astronomía), Horst Hartung Franz (doctor en urbanismo, de quien tuve la fortuna de ser su discípulo en los ochenta) y J. Charles Kelly (arqueólogo); y en el año de 2006 la expedición organizada por la Sociedad Astronómica Guadalajara, coordinada por el Arq. Gerardo Rizo y los colaboradores el Ing. Paul Rettig y Ing. Fructuoso Valdez.
En la siguiente entrega, comentaremos los resultados obtenidos.