Cómo perder una elección en 10 días

Ciudad de México /

Samuel García emergió con toda la energía a la contienda presidencial. Cierto, los problemas con el congreso de Nuevo León -controlado por legisladores de PRI del PAN- se arrastran desde hace meses, pero parecía que la suerte lo acompañaba al lado de una extraordinaria estrategia de comunicación digital.

No, no sólo es Mariana Rodríguez y esa natural astucia para conectar con un sector harto de los políticos advenedizos de arriba de 50 años, también es la inteligencia de Rafael Valenzuela que logró mandar mensajes que desestabilizaran a la campaña de Xóchitl Gálvez y sus estrategas de comunicación.

El objetivo de García es sencillo: desfondar al segundo lugar para aglutinar el voto anti Morena en junio próximo. No está equivocado: luego de meses de campaña simulada, ambas candidatas no han logrado consolidar un discurso diferenciado por propuesta y prospectiva de futuro. Claudia continúa como la continuidad de López Obrador y heredera de pensamiento, palabra, obra y omisión sin alma propia. Puede ser que tenga convicciones e ideas de cómo transformar al país según su visión, pero sabe que la fanatizada no la apoyará si no hace lo que el dedito presidencial diga. Esclavizada a la voluntad de Palacio Nacional, la doctora pierde dignidad por ganar el hueso, cuántos más han estado así.

Mientras, en la zona opositora, la política hidalguense no logra solidificar un discurso propio, emocionante y de contraste. Cierto, es hora que no pueden ninguna de las dos hacer propuesta a partir de la hipócrita y restrictiva ley electoral, pero podría mandar señales de cómo imagina México en el 2030 desde una idea distinta de seguridad, salud, educación y combate a la pobreza. Predicar que no quitará programas sociales no es ya suficiente, requiere discursos más audaces y llamativos para capturar. Xóchitl tiene un piso muy bajo y Claudia ya llegó a su techo, pero parece que ellas no se han percatado.

Quien sí lo hizo fue Samuel García, de ahí que intente hacer resbalar a la candidata del frente para, así, hacer inevitable que el voto cambiante le favorezca a él por encima de ambas.

Todo parecía ir por el camino correcto: sus eventos no eran multitudinarios, pero la comunicación digital funcionaba para mostrarlo como éxito en crecimiento dentro de las zonas donde Morena no pinta. De hecho, en Jalisco opacó a todos los candidatos con los que se fotografió, lo que es un error más que acierto.

Pero llegó el miércoles. El error de estrategia política -sean o no miembros de Movimiento Ciudadano los que entraron a la fuerza al Congreso de Nuevo León- lo deja muy mal parado. Las imágenes que rebotaron en lo digital fueron tan poderosas que el gobernador con licencia tuvo que llevar a su esposa e hija -sus mejores armas políticas- a la televisión para calmar las aguas.

Esta madrugada veremos si logran tranquilizar el ambiente o si la tensión política regia termina con la aspiración de un candidato en sólo 10 días o sí, como apuestan, es el reporte para despuntar.

Todo puede pasar.


  • Gonzalo Oliveros
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