Hace un tiempo que no abordaba la política jalisciense, mucho porque la gran mayoría de columnas locales tratan los temas locales -muchas veces, de manera sectaria y oportunista- y porque el desorden nacional logra ganar la discusión. Hoy vale la pena retomar algunos puntos.
La semana pasada, el Congreso de Jalisco armonizó la ley con la petición de la ya agónica Suprema Corte para despenalizar el aborto en el estado. Lucha de muchas mujeres, pocas en el legislativo. Pese a que Mara Robles intentó robarse el momento, la realidad es que poco se hubiera logrado sin ella -sí- pero sumada a otras mujeres, destacando Susana de la Rosa.
Futuro habrá muerto, pero una de las pocas luchas que logró su cometido. Cierto, De la Rosa tuvo que solicitar que el voto fuera secreto, será que ella entendió que el objetivo era más importante que el cálculo político que las restantes fuerzas electorales que, siempre, piensan más en la futura elección que en la trascendencia de la medida.
Mención aparte merece Bernardo Fernández. El flamante Secretario de Gobierno del Ayuntamiento de Guadalajara tiene todo el derecho de exponer su opinión, incluso ir en contra de lo que, hoy, una parte de la sociedad jalisciense ve como erróneo o primitivo. Por lo menos tiene el valor civil de exponer su ideología y que el votante decida a partir de ella apoyarlo o no.
El problema es cuánto de dicha postura afectará a la primera presidenta de la Ciudad de las Rosas. Verónica Delgadillo insiste en la libertad de expresión y la diferencia de opiniones, pero habría que recordar que la cabeza de equipo debería llevar mano y no al revés.
Esa discusión existe en la llamada ‘Ley Hugo Luna’, donde se dotaría de seguridad al ex Jefe de Gabinete de Enrique Alfaro.
Cierto, Luna no debería tener escoltas…como no lo debería tener ningún político, empresario, dirigente sindical, comentócrata, periodista, activista, ciudadano común y corriente. El Estado es quien debe de proveer de la seguridad necesaria para el disfrute de la vida y la certeza que regresarás a casa sin sufrir del menor daño a tu persona o patrimonio.
Pero eso no existe. No sólo hay un riesgo a nivel estatal, sino que la estrategia de seguridad a nivel nacional ha dañado cualquier posibilidad de recuperación de la certidumbre cotidiana.
Curioso que los que hoy critican la dotación legal de personal armado a Luna -y, para el efecto, cualquier funcionario a futuro que sepa de acciones y estrategias de combate al crimen- no señalen como el gobierno federal desmanteló el sosiego ciudadano.
Por último, Priscila Franco. La diputada era la más idónea para liderar a su bancada en la marea que saltará a partir de ya en el Congreso de Jalisco. No obstante, le hicieron de chivo los tamales y la dejaron vestida y alborotada. ¿Error o lucha interna? Pareciera que será más sencillo de resolver que el misterio de los incendios en supermercados de los últimos días. No, no es un pirómano -aunque así lo quieran manejar algunos propagandistas locales-. La historia tiene más cercanía a un ajuste de principio de sexenio, sexenio que, con la resolución del día de ayer, es claro que será Pablo Lemus quien lleve las riendas.