Prestos a una de las máximas de la política (del español Alfonso Guerra y acuñada aquí por el cetemista Fidel Velázquez), “el que se mueve no sale en la foto”, la semana pasada los empresarios sonrientes acudieron a la primera cita del gremio con el presidente electo Andrés Manuel López Obrador.
Y así, optimistas y bañados por la celebración de la anunciada nueva historia que se escribirá para el páis, salieron. Mañana o quizá el próximo jueves 12 de julio esperemos que esa positividad se confirme con el anuncio anual que el Consejo Mexicano de Negocios (CMN) hace sobre las inversiones que la iniciativa privada tiene listas para 2018.
Esperemos que ese anuncio no se realice con un CMN acéfalo, pues a decir de los muy cercanos a Alejandro Ramírez, presidente del consejo, el empresario ya cuenta los minutos para dejar la responsabilidad en manos de otro.
Antes del 2 de julio la papa caliente no llegaba a manos de nadie. A una semana de la, por todos llamada fiesta cívica, el tema sigue igual de confuso. Quizá Eduardo Tricio, presidente de Grupo Lala, que ha recobrado las ganas de apoyar el crecimiento de la nación luego de su llamado al voto responsable entre sus empleados; o Germán Larrea, de Grupo México, o bien de la mismísima Asunción Aramburuzabala, que entre sus muchas tareas podrá encontrar un tiempo para encabezar la organización empresarial.
El año pasado el CMN dijo que la inversión de los privados sumaba 32 mil 430 millones de dólares, menor 6 por ciento, a los 33 mil 500 millones de 2016. Y todo indica que para 2018 el monto será mayor derivado de la apertura de nuevos mercados de inversión como el energético y el de la obra pública concesionada.
Aunque según datos que la propia secretaria general de Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Alicia Bárcena, vino a señalar, hablan de una caída de casi 9 por ciento de la Inversión Extranjera Directa en 2017, debido a la disminución de acuerdos en las industrias química, del plástico y bebidas, la apuesta por otros sectores sigue creciendo al interior del país, como la automotriz, servicios, financiera, agroalimentaria y de consumo en general.
Esta semana la presencia pública del presidente de Cinépolis, Alejandro Ramírez, se irá diluyendo a pasos agigantados, aunque lo cierto es que la iniciativa, por la que se conformó el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios (CMHN), ahora incluyentemente llamado Consejo Mexicano de Negocios, deberá ser fortalecida por la llegada de un nuevo representante, sin pérdida de tiempo.
El equilibrio entre lo público y lo privado se visualizó desde sus inicios. El CMHN nació con el gobierno de Adolfo López Mateos (1958-1964) para proteger la propuesta de modelo económico para el país frente a las políticas públicas sexenales, y aunque desde entonces se conoció que era conformado por la élite económica, derivó en otro brazo ejecutor el Consejo Coordinador Empresarial, hoy comandado por Juan Pablo Castañón, de quién López Obrador, la semana pasada, se refería: “lo que diga Juan Pablo”.
Este espacio quedará libre dos semanas por vacaciones urgentes. Los extrañaré, especialmente a mis fieles haters.
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