Cada día que pasa me he dado cuenta de que vivir alrededor de jóvenes se ha vuelto una escuela cotidiana; pero no de padres a hijos, más bien de hijos a padres.
Con las nuevas generaciones he aprendido que la vida que llevan no tiene las prioridades que enfrentamos, por ejemplo, los Baby Boomers, esos que nacimos entre 1946 y 1964, o los de la Generación X, nacidos entre 1965 Y 1980, a los que nos impusieron religión y costumbres, algunas, por cierto, arcaicas y hasta machistas.
Nuestros hijos, ya llamados de la generación Millennials o “Y” adoptaron un chip mental diferente, entre estudios y cruce de información entre jóvenes, ya no del país, ni de la ciudad o del barrio, sino del mundo.
Y así, con la tecnología en su máximo poder se ataron a la misma y crearon su propia idiosincrasia con temperamentos, costumbres y caracteres muy suyos, sin siquiera tomar en cuenta leyes morales o religiosas del pasado.
Los muchachos de hoy, por ningún motivo son venidos a menos, son muy capaces, con ideas simplemente diferentes que buscan su porvenir no necesariamente contrayendo matrimonio, adquiriendo una casa o teniendo hijos.
Según estudios modernos, las nuevas generaciones son atraídas por la salud mental, la igualdad e inclusión, los viajes, la seguridad personal, la honradez, la paz y la diversión a través de las redes con contenido multimedia llamado Streaming.
Para ellos, en su mayoría, ya no es tema estar gordo, flaco, moreno, güero, lacio, alto, bajo, o pertenecer a cualquiera de los géneros englobados en comunidades LGBTQ+. Todos conviven con cualquiera sin prejuicios.
Tocar un tema, para nosotros difícil, para ellos es algo simplón, buscan no ofenderse, ser libres de pensamiento y obras y cuando uno insiste en el asunto, simplemente responden: “Eso ya no es tema”.
Hoy por hoy los dueños del mundo futuro inmediato aplican los valores del siglo XXI, estos son: Libertad, igualdad, sostenibilidad, civismo, democracia, cooperación, sensibilidad, compromiso y utopía.
Aprenderles no es ofensa, es más bien una oportunidad que nos brinda la vida para ser mejores, esperando que ellos nos imiten lo bueno que les brindamos y todos juntos tratar de corregir los errores del pasado.