Se les acabó la paciencia en New York. La gerencia de los Jets consideró que el entrenador Robert Saleh no era la opción que los llevaría al siguiente nivel y determinaron darle las gracias después de cinco jornadas, una decisión sorpresiva en este momento de la campaña; se nota a leguas que Aaron Rodgers jugó un papel importante para dicha decisión.
Aaron Rodgers logró rápido en New York Jets lo que nunca pudo en Green Packers, y no me refiero a títulos o marcas estadísticas, sino a dirigir y mangonear a la directiva más allá del terreno de juego; rompió el grupo y el vestidor.
Nadie puede negar que Rodgers fue un gran jugador. Ganó todo en sus mejores años:
Super Bowl, múltiples convocatorias al Pro Bowl y cuantas marcas sea posible para un equipo; sin embargo, desde hace tres o cuatro años su actitud fuera del terreno de juego ha dejado mucho que desear, su rendimiento dentro del emparrillado simplemente no es lo que fue y es menos de lo que él piensa que aún es.
En primera instancia, en Green Bay hizo berrinche porque quería un contrato de más de 50 millones de dólares; quería ganar una cuarta parte de la plantilla completa del equipo, algo que los Packers no quisieron darle de inmediato, por lo que no se presentó a entrenar.
De igual forma, se molestó porque Green Bay seleccionó a Jordan Love en una primera ronda, lo cual significaba que sería el hombre del futuro; misma situación que ocurrió cuando el equipo lo seleccionó a él cuando a Brett Favre aún le quedaban buenas temporadas en la NFL.
Con los Packers, en su momento, solicitó cambio de Entrenador en Jefe cuando entrenaba Matt LaFleur, sin embargo, la gerencia del equipo le dejó claro que no cedería a sus caprichos y terminaron por negociarlo a New York Jets, quienes creyeron que con su llegada automáticamente las cosas caminarían mejor.
La campaña pasada, en su debut con el cuadro neoyorkino, se lastimó en la primera serie ofensiva y todo terminó ahí.
Fue una lesión seria que afectó y mermó el físico de este veterano quarterback de 40 años de edad en ese momento.
En 2024 Rodgers no ha tenido el regreso que esperaba. Cuenta con un equipo joven y talentoso, sin embargo, no han podido entrar en ritmo ni levantar el vuelo.
Tiene siete pases de anotación y cuatro interceptados, números muy pobres si tomamos en consideración que ha jugado cinco partidos.
Ahora podemos confirmar que no existía una buena relación entre Saleh y Rodgers, lo que quedó en evidencia en la semana tres, cuando el entrenador quiso abrazar a su quarterback y este lo retiró y le mando una mirada retadora, aunque después quisieron componer las cosas y dijeron que era parte de un ritual entre ambos. Ahora podemos confirmar que es falso.
Creyeron los Jets que el problema era Zach Wilson como quarterback y ya se dieron cuenta que no era la única razón.
Con Rodgers el equipo tampoco camina, es el número 25 de 32 en la liga, muy lejos de las expectativas teniendo en cuenta que cuentan con jugadores Pro Bowl como Breece Hall y Garret Wilson.
Esta campaña las cosas iniciaron con el pie izquierdo.
Cuando Rodgers se ausentó de los entrenamientos para irse de viaje a Egipto, y mientas los otros equipos y compañeros estaban entrenando, él tranquilamente se paseaba al otro lado del mundo, situación que molestó a su entrenador y lo reprendió, aunque después pagó el costo de dicha decisión disciplinaria.
Creo que Saleh nunca pudo enderezar el rumbo del equipo, a pesar de haber hecho muy buenas selecciones del Draft.
Pero Rodgers tampoco será la solución para el equipo:
tiene 41 años y después de 5 partidos se ha visto oxidado, no ha hecho pases del nivel al que nos tenía acostumbrados y comete errores que antes no cometía; además, no tiene liderazgo.
Los Jets le están apostando a lo que dice Rodgers, un veterano jugador de 41 años, sin embargo, ahora sus resultados dentro del campo no lo justifican, van a iniciar un nuevo proyecto con un jugador que carga 20 temporadas en sus piernas.
Los Jets tomaron su decisión y optaron por jugársela con Rodgers, un jugadorazo en épocas pasadas.
Siempre demostró talento y habilidad, pero lo hizo de manera individual, no se preocupó por liderear a su equipo dentro y fuera del campo.
Ahora los neoyorkinos lo ponen como ejemplo de sus talentosos jugadores jóvenes.
Veremos si les resulta la apuesta y es capaz de regresar a las grandes alturas. El tiempo lo dirá.