A mediados de febrero escribí que AMLO estaba teniendo su peor inicio de año. La encuesta de GEA-ISA, publicada hoy, lo confirma. La aprobación de su gestión cayó de 54 a 45 por ciento respecto a diciembre pasado, mientras que la desaprobación se incrementó de 40 a 51 por ciento. A golpe de equivocaciones, omisiones, cerrazón a cualquier crítica y sugerencia y mucha terquedad para no corregir sus errores, el respaldo al presidente es minoritario; su respaldo social y capital político se ha erosionado de manera significativa. El resto de la encuesta es congruente con esta nota reprobatoria.
Las razones que dan los mexicanos para reprobarlo son cuatro: a) los resultados de su gobierno son malos, 30%; b) es un líder autoritario, 20%; c) está debilitando la democracia, 9% y, d) 27% asegura que no se sienten representados por él. En síntesis, un presidente que no respeta la democracia y que como gobernante salió muy malo. La mayor parte de quienes lo aprueban dan razones que tienen que ver con la persona de AMLO o con sus sentimientos hacia él y no con su desempeño: tiene buenas intenciones (29%) mantienen la esperanza de que cambien las cosas en el país (14%) y se identifican con él (15%). El resto da razones que sí se relacionan con logros de su gestión: solo 17% dice que los programas sociales han beneficiado a su familia; otro porcentaje igual afirma que sus resultados de gobierno son buenos y 9% asegura que ha fortalecido la democracia.
Las percepciones sobre las distintas políticas soportan y ayudan a entender la calificación reprobatoria que sacó el presidente. A la pregunta sobre si creen que el gobierno está realizando o no acciones para impedir realmente la corrupción la respuesta también es mayoritariamente negativa por primera vez en todo el sexenio, ya que 48% opina que no las está realizando y 42% que sí. El caso de la “casa gris” puede ser la explicación, pues a la pregunta de si cree que el hecho de que José Ramón López Beltrán, el hijo del presidente, haya vivido en una casa de lujo en Houston y trabaje para un empresario amigo de su papá es corrupción o no es corrupción, 64% respondió afirmativamente mientras que el 36% restante dijo que no era. AMLO perdió la batalla comunicativa con Loret de Mola.
Sobre seguridad, a la pregunta ¿Cree usted que la política de no perseguir a las organizaciones criminales, sino atacar las causas de la inseguridad ha servido para que haya más o menos violencia? La respuesta fue más violencia (56%) contra 35% que opina menos violencia. La desaprobación a la estrategia de seguridad es de 54% y 53% piensa que debe ser modificada. Desde hace dos años la opinión de que debe cambiarse la política de seguridad es mayoritaria pero el presidente no escucha. El acuerdo con la construcción del tren maya se redujo de 42 a 33% y de la refinería de 44 a 35% entre noviembre y marzo; la desaparición de las escuelas de tiempo completo es respaldada únicamente por 21% y la desaparición del Seguro Popular por 17%.
A la pregunta de si México va por el rumbo correcto o equivocado: 56% dice que por el equivocado contra 36% que asegura que va por el correcto. En síntesis, comienzan a empatarse las opiniones sobre la mala situación del país, la ineficacia de las políticas públicas y la aprobación presidencial. Una respuesta positiva para el presidente en la consulta de la revocación será un respiro pasajero, pues la misma y cruda realidad de su gobierno y del país amanecerán igual el lunes 11 de abril.
Guillermo Valdés Castellanos
@gvaldescas