Dos reflexiones para el futuro inmediato

Ciudad de México /

Los resultados de la consulta de ratificación organizada por el Presidente y su partido permiten lecturas múltiples. Todo depende de la comparación. Con respecto a la consulta de los ex presidentes de agosto pasado fue un éxito, ya que la participación pasó de siete a casi 18 por ciento y los sufragios de siete a 15 millones. Pero, si la comparamos con los 30 millones de AMLO de 2018, el fracaso es rotundo, pues expresa la pérdida de la mitad del apoyo con el que ganó la Presidencia.   

Estamos en la batalla de las narrativas y creo que es un tanto inútil. Difícilmente los seguidores del Presidente creerán en la pérdida de respaldo y sus críticos difundiremos principalmente el último dato. Pero le voy a dar un tip a AMLO para acariciarle su ego y se sienta el mejor presidente de México. Madero ganó las elecciones de octubre de 1911 con casi 19 mil votos (así eran las elecciones hace un siglo, el padrón electoral no llegaba a 20 mil mexicanos); si hace las cuentas, puede presumir que por cada mil votos de Madero él sacó 800 mil y que, por tanto, es 800 mil veces más democrático que el presidente más democrático de México.  

Narrativas aparte, la discusión pertinente para el análisis de los 15 millones de votos, desde mi punto de vista, tiene dos aspectos. El primero es en qué posición está Morena para la elección presidencial en 2024 con este nivel de votos y bajo qué circunstancias podría recuperarse. Su trayectoria electoral es la siguiente: para la presidencia de 2018, 53 por ciento; para diputados federales en 2018, 39 por ciento; para diputados federales en 2021, 35 por ciento (en coalición 44 por ciento). De esos datos se desprenden varias obviedades que deben tenerse presentes: su tendencia es a la baja y depende de sus aliados para triunfar en comicios de diputados. Y quizá lo más importante, pero menos obvio, que en los tres años que lleva AMLO no ha podido consolidar a su partido como una fuerza electoral dominante, avasalladora, como lo fue el PRI, ya que sin ella, la supuesta 4T naufragará más pronto que tarde.

En este sentido los 15 millones de votos de la consulta revocatoria confirman a Morena como la primera fuerza electoral, pero estancada. No creo que sea útil hablar de piso o techo; en materia electoral las cosas cambian para bien y para mal de manera constante. Pero, estando así, estancada, frente a una coalición opositora no tiene garantizado el triunfo dentro de dos años. AMLO debe estar preocupado.

En términos generales hay tres maneras de que Morena se recupere: a) que en los dos años que le restan AMLO rectifique todas sus políticas públicas y entregue cuentas un poco menos malas de las que tiene ahora; ya no le daría tiempo de revertir los malos resultados, solo frenarlos. La probabilidad de que esto ocurra es cero; b) que Morena se convierta en un partido de verdad, con institucionalidad interna que le permita escoger democráticamente buenos candidatos, y respaldado en el carisma de AMLO, que se corta el dedo, crezca de nuevo; probabilidad de que esto ocurra, también cercana a cero. La tercera vía es repetir lo que hizo en la consulta: una elección de Estado: utilizar masivamente los recursos públicos y las clientelas electorales, violando la ley de manera descarada y cínica. Esa será, sin duda, la opción.

Y termino con la segunda reflexión pertinente post consulta: hay que impedirlo. La prioridad para adelante es defender al INE, impedir cualquier reforma política-electoral y presionar mucho, muchísimo, para que lo hecho en la consulta no quede impune.

Guillermo Valdés Castellanos

@gvaldescas


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