Claudia Sheinbaum afirmó que el AIFA representaba la esencia de la 4T. Me imagino que se refería a la entrega de una gran obra pública, casi terminada, en la fecha prometida. Hasta aquí, nada que objetar. El resto de sus supuestas ventajas y beneficios están a discusión. La austeridad de la obra se disipa si se le añaden los costos de la destrucción del de Texcoco, más los de las vías de interconexión que no están terminadas y las inversiones futuras de las ampliaciones para hacerlo comparable en tamaño al de Texcoco. El análisis costo-beneficio está por verse ya que se desconoce qué tan funcional será en el mediano plazo; si fue una construcción sin corrupción también está a debate, pues no hay transparencia sobre su costo real ni sobre la honestidad de todos los contratos que lo hicieron posible, toda vez que fueron adjudicaciones directas y ya hay indicios de sobreprecios, empresas fantasmas, etc.
Hay otro aspecto del AIFA que también refleja la esencia de este gobierno. Se trata de la práctica de destruir políticas e instituciones para financiar obras faraónicas de beneficios dudosos (tal como fue el NAIM/AIFA) y la compra de clientelas electorales, mediante la distribución de apoyos económicos sin intermediarios, pero, personalizada, es decir, a nombre del presidente López Obrador y no del gobierno mexicano.
En materia educativa se destruyeron las estancias infantiles que desprotegieron a 360 mil niños y a sus mamás, sin que a la fecha se conozca a cuántas de ellas les llegan los apoyos; se desapareció el Instituto Nacional de Evaluación Educativa dejando a ciegas al país en términos de la calidad de la educación, esta vez sin ahorros, nada más para complacer a los “maestros” de la CNTE; se canceló el programa de escuelas de tiempo completo afectando a 3.6 millones de niños y a otro tanto de mamás, la mayoría de ellas trabajadoras que corren el riesgo de perder su trabajo para poder hacerse cargo de sus hijos, a fin de que Delfina Gómez —la delincuente electoral no castigada, que opera como secretaria de Educación— se ahorre unos millones cuyo destino se desconoce. Dicen que se usarán para reforzar Nuestra Escuela, programa que entrega efectivo a los padres de familia para reparar las instalaciones escolares, que según la Auditoría Superior de la Federación no ha comprobado el buen uso de la mitad de los recursos (más de 500 millones de pesos).
En salud, la esencia de la 4T se ha mostrado con prisa y esplendor. En tiempo récord destruyeron el sistema de compras de medicinas; tres años después no han podido sustituirlo y sus consecuencias para la salud y la vida de millones de pacientes son graves e incalculables: ¿cuántos niños con cáncer que han muerto por la falta de quimioterapias en estos tres años se pudieron evitar? También se destruyó el Seguro Popular —una de las decisiones más ominosas por los 16 millones de mexicanos que se han visto completamente desprotegidos—para construir el Insabi, cuya muerte —mejor dicho, aborto pues nunca nació— acaba de ser discretamente anunciada. Y en su lugar, un miniprograma, el IMSS-Bienestar, que no tiene la experiencia, los recursos ni las capacidades para atender a millones de mexicanos que requieren servicios. Será el AIFA de la salud. Ya se me acabó el espacio y no hemos hablado de la esencia de la 4T en materia de seguridad o de economía. Lo haremos en otra ocasión. Gracias Claudia por ponernos en la pista de este tema. Seguro que si vemos el video del AIFA también lloraremos.
@gvaldescas