¿Qué futuro tiene el entendimiento con EU?

Ciudad de México /

La reunión de alto nivel para dar a conocer el “Entendimiento Bicentenario” entre México y Estados Unidos para la colaboración en materia de seguridad, fue una buena noticia por razones obvias. A problemas comunes y complejos es absurdo tratar de solucionarlos sin recurrir a la cooperación. La pregunta es por qué el actual gobierno se tardó tres años en comenzar a buscar la colaboración con la Casa Blanca. La respuesta es muy simple. No le interesaba porque no la creía importante ni necesaria.

A AMLO no se le da el tema de la política exterior en general (¿la tiene?) ni con Estados Unidos (felicitar a Biden a regañadientes y la bienvenida a la “presidenta Kabala Harris” revelan la importancia que tiene el tema). Tampoco se le ha dado el de la seguridad: a) confunde mala política social (reparto de dinero) con combate a las causas de la inseguridad; b) militarización, desprecio de policías civiles y abandono y politización de la FGR; c) política de abrazos y no balazos. Ovidio Guzmán da cuenta de su eficacia manera fehaciente. Y si me apuran, añado el inciso d) para no olvidar un elemento nuevo: la cercanía entre narcotráfico y Morena, considerando el apoyo invaluable del primero en los triunfos electorales del segundo en junio pasado. En esa visión tan pedestre del tema, ¿dónde cabe la cooperación con EU?

Mi hipótesis es que la 4T aceptó un entendimiento bicentenario debido a la presión de la Casa Blanca —que requiere de la colaboración de México para frenar flujos migratorios y de drogas, especialmente de opio y fentanilo— y la oportunidad política que le significan a Ebrard los reflectores y el apoyo de EU en sus aspiraciones presidenciales. Resuelto eso, ¿qué futuro tiene un acuerdo lleno de buena retórica y poca sustancia operativa, es decir que carece de compromisos concretos y recursos, los cuales se definirán en los próximos meses? Las cosas no se ven bien. Hay dos cosas buenas y muchas dudas.

Frente al desencuentro propiciado por el caso Cienfuegos, es bueno que haya voluntad para dejar atrás la desconfianza y construir un acuerdo de cooperación. Segundo punto positivo: se definieron tres objetivos pertinentes que recogen el enfoque y las obsesiones de AMLO en la materia, aunque los puntos realmente sustantivos son las prioridades estadunidenses incorporadas en los objetivos dos y tres: prevenir los delitos transfronterizos (cruce ilegal de armas, personas y drogas) y perseguir a las redes criminales que, en buen castellano, significa desmantelar a las organizaciones criminales, especialmente al CJNG y Sinaloa, tarea a la que este gobierno se ha negado de manera sistemática. Y así comienzan las dudas.

Por las buenas, es decir por la mera firma de este entendimiento, AMLO no cambiará la estrategia de los abrazos y no balazos. O lo “convencen” los altos funcionarios de EU con alguna combinación eficaz de palos y zanahorias, o prevalecerá la política de la fantasía de una paz que solo existe en la cabeza del Presidente. Pero supongamos que se avanza en la dirección correcta, y México cambia su estrategia y asume compromisos reales para cumplir los objetivos propuestos. ¿Alcanzará el tiempo para recuperar la confianza perdida? ¿Aportará más presupuesto? ¿Quién coordinará y operará los acuerdos en México: el secretario de la Defensa o la de Seguridad? ¿Marcelo se convertirá también en el secretario de seguridad?

Guillermo Valdés Castellanos

  • Guillermo Valdés Castellanos
Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS