Rogelio Cuéllar de niño. ARCHIVO DEL FOTÓGRAFO
Con enorme alegría me uno a los festejos por tus primeros setenta años de vida, interrumpidos por la pandemia y ahora felizmente retomados a unos días de haber celebrado un año más.
Como buen cazador cazado, celebro la fotografía que María Luisa te ha tomado y que ahora ha quedado reproducida en millones de cachitos de nuestra Lotería Nacional como reconocimiento a tu trabajo.
Tú, que representas en muchos sentidos nuestra memoria colectiva y que gracias a tus extraordinarios retratos conocimos y reconocimos a escritoras, escritores, pintoras, pintores, bailarinas, bailarines actrices, actores.
Conocimos y reconocemos nuestra ciudad desde tus primeros registros fotográficos.
Personalidades del ámbito cultural mundial tuvieron rostro gracias a ti.
Ahora tu retrato andará de mano en mano con la esperanza de la buena fortuna.
Nada mejor para un amigo que siempre ha significado bondad y cariño.
Tendrás rostro para un país que has recorrido incansablemente cámara en mano.
Conocedor de su belleza, sus paisajes, su gente, sus cicatrices, sus caídas y procesos de recuperación.
Sus transformaciones.
Estarás cercano a todos, como siempre has estado de tus amigos.
Más de medio siglo, entre el XX y el XXI, le has tomado el pulso a la vida cultural de México.
Formas parte sobresaliente de la rica tradición de los grandes fotógrafos.
El poeta Ayocuan Cuetzpaltzin escribió, en el siglo XV: “La amistad es lluvia de flores”.
En momentos difíciles y complicados, en ocasiones alegres, en reuniones inolvidables, a lo largo de tantos años, incluso en este pandémico tiempo, has dejado caer tu lluvia de flores sobre mí, sobre nosotros, los que te admiramos y queremos.
Todavía está en pie en el Parque México el árbol donde mis padres se comprometieron en 1955.
Junto a ese mismo árbol los fotografiaste una mañana de 2003, el día que te los presenté, y ambos conocieron a Esperanza, tu madre.
Eso es también lluvia de flores.
Millones de mexicanos ya compraron su cachito con tu retrato.
Pero en esta maravillosa lotería de la vida que me ha tocado, estoy absolutamente seguro de que yo me he sacado el premio mayor de tu amistad.
Gustavo Monroy