Cuba

Ciudad de México /

Cuba es una ruina viva, una ruina de seres humanos llevados al límite social de la supervivencia, a la enfermedad y al hambre, tanto como a la resignación, a la falta de horizontes.

La dictadura ha sido más destructora de lo que nadie previó. Ahora tiene a la isla en una cruenta combinación de pobreza extrema con aguda aparición de enfermedades curables.

Por las condiciones de insalubridad que privan en la isla, dice El País, han surgido sobre sus habitantes epidemias, antes erradicadas, producidas por piquetes de moscos:

Dengue, chinkunkuya, oropouche, zika, además de Influenza H1N1, del Virus Sincicial Respiratorio (VSR) y variantes nuevas del Covid, a todo lo cual el cubano común llama “El Virus”, un enemigo invisible contra el que no hay vacunas , ni otro desenlace que la autocura, la discapacidad o la muerte.

La productividad de Cuba es la más baja de América Latina, dice, por su parte, The Economist. El salario mensual es de 14 dólares. Un cartón con treinta huevos, un huevo diario para cada mes, cuesta la mitad de eso. Según el Social Rigths Observatory, think tank español, el 89% de los cubanos vive en pobreza extrema.

La falta de luz y de agua empieza a ser una constante de la vida diaria. El transporte público casi ha desaparecido, el privado es un lujo poco accesible, pues no hay combustible en las gasolineras.

Millones de cubanos viven de lo que reciben de sus familias en el exterior; pocos, de lo que hay que llamar el sector privado, un archipiélago de pequeños negocios, como restaurantes, donde los salarios, pese a todo, son mayores.

Emigrar es una renovada obsesión, la única ventana de futuro mejor que hay en la isla.

Desde 2020 han emigrado 2 millones 750 mil cubanos, casi todos los profesionistas, la mitad de los médicos y hasta miembros del cuerpo de ballet de la isla.

El deterioro, la basura y los drenajes rotos dominan el paisaje y el olor de La Habana. El dólar es la moneda de la sobrevivencia. Y la sobrevivencia es tan difícil, que no deja energía para la protesta, ni espacio para la esperanza.

Los reportes de El país y The Economist parten el alma. 


  • Héctor Aguilar Camín
  • hector.aguilarcamin@milenio.com
  • Escritor, historiador, director de la Revista Nexos, publica Día con día en Milenio de lunes a viernes
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