La prisión preventiva oficiosa. Prisión a secas

Ciudad de México /

Se olvida uno de que el escritor Jorge Volpi es abogado, pero es abogado, y con ojo de abogado ha visto, en el aluvión de reformas constitucionales que son ahora el programa de campaña presidencial de Morena, un hilo delgado, difuso, viscoso y fatal.

Se trata de un “párrafo siniestro”, dice Volpi, con razón. Propone:

“establecer prisión preventiva oficiosa en los casos de extorsión, narcomenudeo, delitos previstos por las leyes aplicables cometidos para la ilegal producción, preparación, enajenación, adquisición, importación, exportación, transportación, almacenamiento y distribución de drogas sintéticas, como el fentanilo y sus derivados, así como en los de defraudación fiscal, contrabando, expedición, enajenación, compra o adquisición de comprobantes fiscales, incluidas facturas, que amparen operaciones inexistentes, falsas o actos jurídicos simulados en los términos fijados por la ley”.

En cristiano: poder meter a la cárcel directamente a todo el que sea acusado de: extorsión, narcotráfico, contrabando, fraude fiscal y hacer facturas o documentos falsos.

La “prisión preventiva oficiosa” es una figura jurídica que permite encarcelar a un presunto delincuente por el solo hecho de que lo acuse la autoridad, para que pase en la cárcel su juicio, es decir, antes de ser hallado culpable.

La figura apenas existe en los códigos penales del mundo civilizado y tiene sentido sólo en los casos de flagrancia en crímenes mayores, es decir cuando el delincuente es detenido literalmente con las manos en la masa.

Lo que tenemos vigente en México es la posibilidad de meter preso a alguien, para que pase su juicio en prisión, por haber sido acusado de un delito mayor.

De por sí, casi la mitad de los presos que hay en México purgan prisión preventiva: pasan sus juicios en prisión.

La propuesta de campaña de López Obrador, Claudia Sheinbaum y Morena es ampliar las causales de prisión directa contra los acusados, mientras prueban su inocencia.

“Solo alguien con un temple despótico puede exigir la aprobación de una propuesta semejante”, dice Volpi.

Y tiene razón, sólo puede proponer esto alguien que quiere tener a la mano varias razones para meter a la cárcel al que quiera.

Y ese alguien es una trinidad, tres en uno: Morena, su presidente y su candidata presidencial.


  • Héctor Aguilar Camín
  • hector.aguilarcamin@milenio.com
  • Escritor, historiador, director de la Revista Nexos, publica Día con día en Milenio de lunes a viernes
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