Más allá del Mundial: la Doctrina Monroe

Ciudad de México /

Lo que era una interpretación de observadores, ya es oficial y sabido de todos: Trump tratará de imponer sobre el continente americano una variante de la Doctrina Monroe (América para los americanos).

La definición ha quedado impresa en el nuevo documento de Estrategia de Seguridad Nacional 2025, que plantea un viraje sustancial en la misión que Estados Unidos se confería hasta ahora como potencia mundial.

Desaparece en el documento el acostumbrado retrato de Estados Unidos como el poder de Occidente que encarna y defiende la libertad en el planeta.

En su lugar, aparece una potencia obsesionada con reducir la migración, neutral ante la índole autoritaria de los gobiernos de otros países y atenta a la globalización no como espacio de responsabilidad política, sino como un stand de socios rentables.

“Buscamos buenas relaciones diplomáticas y relaciones comerciales pacíficas con las naciones del mundo, sin imponerles cambios democráticos o cambios sociales que difieran mucho de sus tradiciones y su historia”.

Lo que tenemos en el nuevo documento de seguridad estadunidense, es el perfil de una potencia que ya no quiere modelar el mundo según sus valores, sino hacer negocios: defender y ampliar sus intereses económicos.

Para América Latina hay un diseño puntual. En nuestro continente, Estados Unidos buscará “reafirmar y aplicar la Doctrina Monroe para restaurar la preeminencia estadunidense”.

Al efecto, los diplomáticos de Washington buscarán “oportunidades económicas” en los países del continente: “especialmente, grandes contratos de gobierno”.

Parece anunciado aquí un camino distinto al T-MEC: la opción de un capitalismo de amigos, sin reglas como las del T-MEC, donde Estados Unidos buscará ser el Amigo Mayor.

La estrategia enunciada es brutalmente adversa a las democracias europeas, a las que juzga, por su política migratoria, como “borradoras de la civilización”-

Ofrece una salida retórica a la guerra de Ucrania, favorable a Rusia, y una oferta estrictamente comercial, no militar, de competencia y complementariedad con China. Rusia y China lo han celebrado.

El documento no es obligatorio para Washington, sino indicativo, y tiene la fecha de caducidad del gobierno de Trump.

Pero sería un error no ponerlo en el radar para entender los propósitos reales de Washington y de su imprevisible mandatario. 


  • Héctor Aguilar Camín
  • hector.aguilarcamin@milenio.com
  • Escritor, historiador, director de la Revista Nexos, publica Día con día en Milenio de lunes a viernes
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