El Buda vandalizado

  • Columna de Héctor Diego Medina Basave
  • Héctor Diego Medina Basave

Ciudad de México /

Gabriel Huerta, budista, deportista y aficionado de las montañas, tuvo a bien colocar una pequeña y muy bonita figura de un Buda en la Sierra Madre. Pero no contaba con que en esta ciudad de Monterrey y sus alrededores, como ya hemos visto antes, y aunque ha habido avances importantes, tiene un tramo por recorrer en lo que a tolerancia religiosa se refiere. Esto es parte del texto que Gabriel escribió sobre lo que le pasó al Buda de la Sierra Madre:

“(...) La idea era crear un punto de interés donde otras personas pudieran ir a meditar y encontrar algo de paz en estos tiempos tan complicados (...). Sin embargo, un par de meses después me encontré con que alguien había quitado el Buda y lo había dejado tirado en el suelo. (...) Simplemente lo recuperé y lo volví a montar unas semanas después con la esperanza de que esta vez no lo quitarían.

“(...) Desafortunadamente, unas semanas después lo encontré tirado abajo del lugar donde estaba montado, destrozado en decenas de pedazos. Recuperé los pedazos y he podido reconstruir parcialmente su cara y parte del torso y de uno de sus brazos. Después de esto, lo más seguro es que ya no lo vuelva a llevar a la montaña.

“Para mí esto ha sido un experiencia en todos los sentidos. Por un lado disfruté mucho el compartir el Buda con otras personas y el ver que gente preguntaba por él y lo iba a visitar. Por otro lado, ha sido muy triste ver que hay gente que no tolera otras creencias u otras formas de pensar y que son capaces de hacer daño a los demás, denotando una gran ignorancia y falta de empatía”.

Apunte spiritualis. Mariela Schiano, coordinadora de la Casa Tíbet sede Monterrey, envió una carta al Consejo Interreligioso de Nuevo León, en la que comparte los sucesos. Agrega también que “esto es el resultado de la ignorancia, y el antídoto es la sabiduría que se alcanza a través de la educación”. Seguramente quienes vandalizaron al Buda tienen algunos miedos e inseguridades, la educación interreligiosa sirve para trascenderlos. _

Héctor Diego Medina Basave


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