Parece que los partidos tradicionales en España empiezan a consolidarse nuevamente después de unos años muy complicados al enfrentar a los radicalismos tanto de izquierda como de derecha. Y no es que hayan ganado toda la guerra política que está lejos de terminar, solo que después de las elecciones de la Comunidad de Madrid (cuyo equivalente sería algo así como la jefatura de gobierno de la CdMx), el centro-derecha ganó una batalla esencial.
Isabel Díaz Ayuso, del Partido Popular (PP), arrasó en las elecciones, dejando casi en último lugar al líder del izquierdista, pero sobre todo populista partido Unidas Podemos, Pablo Iglesias (quien anunció su retiro de la política partidista); y en una posición sin sorpresas al también populista, pero de extrema derecha, Vox. Pero más allá del “qué” está el “cómo”: el PP, que había ido perdiendo fuerza ante la extrema derecha y la izquierda, logró unificar el mensaje y aglutinar a distintos grupos de la población que no están contentos con la alianza que el gobierno nacional hizo con Pablo Iglesias (quien fungió por un tiempo como el vicepresidente del país) y con los partidos separatistas de Cataluña y País Vasco.
En el discurso de triunfo de Díaz Ayuso vimos banderas latinoamericanas ondear en apoyo al PP. Esto no era lo normal hace algunos años. El PP entendió la situación política y amplió su base a través de un discurso más incluyente (al menos en apariencia), bajo el paraguas de la libertad. Los mejores de muchas partes del mundo (migrantes latinoamericanos entre ellos) van a Madrid, dijo Díaz Ayuso, porque ahí les gusta “vivir a la madrileña”. Falta ver ahora cómo gobiernan y si verdaderamente le harán honor al valor de la libertad.
Apunte spiritualis. Aunque este fue un golpe fuerte para el gobierno de Pedro Sánchez, del Partido Socialista, veremos ahora la configuración política sin Pablo Iglesias y con un PP fortalecido. Veremos si el centro democrático, institucional y europeísta sigue ganando batallas.
Héctor Diego Medina
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