La entrevista que la famosa comunicadora Oprah le hizo a la duquesa Meghan y al príncipe Harry pone de nuevo sobre la mesa la discusión sobre la utilidad de la realeza en algunos países europeos. Las acusaciones de racismo que Meghan Markle hizo en contra de la Corona en la emisión del domingo, no son poca cosa y están desatando una serie de olas bastante fuertes en el mar de la opinión pública, y por tanto repercutirán en otras monarquías constitucionales como la de España u otros países. ¿Son compatibles las casas reales con la sociedad actual?
Es verdad que la monarquía ha sido históricamente uno de los pilares mejor cimentados de la sociedad británica. Aunque tiene poco poder práctico, sí es un símbolo de unión. En el Reino Unido, la palabra “Reino” tiene un significado profundo y, más allá de la historia o de la gobernanza del día a día, se ha convertido en una institución defendida por propios y extraños. Pero para su supervivencia en el mundo moderno, ha tenido que evolucionar poco a poco y no ha sido fácil. Es todo un arte: deben conservar todo aquello que los une a la historia, para que el significado no pierda el núcleo esencial; pero a la vez deben irse adaptando a ciertas realidades globales para no perder la relevancia y no convertirse en una institución anquilosada que se quiebre a la menor provocación. Han tenido éxitos y reveses, pero siempre han podido mantener su fortaleza, popularidad y continuidad.
Quizá la entrevista con Oprah no es solo una prueba más en ese camino. Va de por medio el tema ético del racismo que ha estado en la mente de muchos en los últimos años en la sociedad civil global. ¿Para qué sirven entonces las monarquías?, se preguntan muchos. Y es que hay temas, como el del racismo, que no se puede justificar por ninguna supuesta continuidad monárquica.
Apunte spiritualis. La reunión del papa Francisco con el Ayatolá Ali al-Sistani es una gran semilla de paz interreligiosa que, tarde o temprano, dará frutos.
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