Una reforma constitucional igual de grave a la judicial es la de la Guardia Nacional, con la cual se militariza aún más al país, y para variar, hasta el momento de cerrar estas líneas en la Cámara de Diputados la mayoría de Morena y partidos lampreas habían aprobado en lo general y particular la reforma constitucional en ese tema, para variar, sin aceptar ningún diálogo o propuestas, como es costumbre en esta naciente legislatura, sin moverle una sola coma a la iniciativa de López. Lo más curioso es que cuando el presidente Peña Nieto intentó hacer algo parecido, todos los que ahora encabezan esta reforma se rasgaron las vestiduras, iniciando por López y sus secuaces, (muchos de ellos, ahora diputados y senadores de la CuatroTé) sacaban carteles con la leyenda “No a la militarización”.
Recordemos que otra de las promesas no cumplidas por López fue la de sacar de la calle al ejército en un máximo de seis meses, y ahora le entregan en bandeja de oro todo el poder constitucional. No quisieron fortalecer una policía civil, y han venido operando fuera de la ley, violando incluso Jurisprudencias de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos al militarizar una ilegal Guardia Nacional.
Tanto miedo le tiene la CuatroTé a las fuerzas armadas que, para tenerlos contentos y de su lado, los ha convertido en “socios” del gobierno, entregándoles desde turismo, infraestructura, construcción, operación de puertos, aeropuertos y aduanas, entre muchas otras actividades más. Ayer se habló de la intención del presidente de dejar los recursos que se obtengan de un cobro de una contribución para entregarlo a las fuerzas armadas.
Curioso que cuando los actuales ya eran gobierno, intentaron con una simple reforma a una ley secundaria, militarizar a la Guardia Nacional, sin embargo, la Suprema Corte de justicia de la Nación declaró esa ley inconstitucional precisamente por ir en contra del texto constitucional. Ahora contra lo que antes criticaban, arrancan su aplanadora y modifican, solo para militarizar la Guardia nacional, los artículos 13, 16, 21, 32, 55, 73, 76, 78, 82, 89, 123 y 129 de nuestra Constitución Política, llevando a dicho organismo a un mando militar, innecesario, ya que los resultados en seguridad pública son prácticamente nulos; solo basta ver la cifras de homicidios en este sexenio, que acumulaban al día 18 pasado la enorme cantidad de 197,717 muy superior a los reportados en todo sus sexenio de Peña Nieto (156,066), de Felipe Calderón (120,463) y 60,280 con Fox. Esto quiere decir que en el sexenio de López se cometen un promedio de 95 homicidios diarios, esto es, uno cada 15 minutos. ¿Para qué tanta prisa, si de todas formas no persiguen a los delincuentes? Seguimos con la “onda” de “abrazos no balazos”, al grado de que el encargado de las fuerzas armadas en Sinaloa declara que la violencia terminará cuando los delincuentes lo decidan y López amenaza a los delincuentes con denunciarlos con sus mamás y abuelitas. Excelente estrategia.
Por eso dudo que esta reforma resuelva este problema, y militarizar sí pone en riesgo el frágil equilibrio de la seguridad que tanto anhelamos los mexicanos, cuando lo ideal debería ser, como se propuso originalmente, una policía civil cercana a la gente, altamente capacitada y equipada.
Tan no sirve la Guardia Nacional como la maneja nuestro gobierno, que la inseguridad en el país llegó a niveles nunca vistos; cuando el 73.6% de la población de 18 años y más, considera que vivir en su entidad federativa es inseguro debido a la delincuencia. En 2023, según encuesta del INEGI el 27.5% de los hogares en México tuvo, al menos una o uno de sus integrantes como víctima del delito. Hubo 219 millones de víctimas de 18 años más, ocurrieron 31.3 millones de delitos, donde 92.9% no se denunciaron. En lo que va de 2024 México registró un promedio de mil personas desaparecidas por mes según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No localizadas.
¿Usted cree amigo lector que entregar al ejército la Guardia Nacional mejorará estas cifras? Ya hasta la ONU criticó este cambio señalando que es un peligro.
Solo veamos el fracaso de la Guardia Nacional y de la operación del ejército en seguridad nacional, enfrentamientos en todo Sinaloa, principalmente en Culiacán, ya no se diga en Chiapas, donde comunidades enteras salen huyendo de sus poblados, Michoacán, Colima, Tamaulipas, etcétera. Pero dice el presidente que la guerra en Sinaloa entre los Mayos y los Chapos es un montaje de los medios de comunicación orquestada por sus adversarios, aunque luego dijo que la DEA es la culpable de estos enfrentamientos y sigue enojado porque no le informan nada de la detención y primeras declaraciones del Mayo Zambada. Ahora también resulta que la escritora Anabel Hernandez tiene vínculos con la DEA, puro chisme peor que la “casa de los famosos”.
Lo más grave de esta reforma es la modificación del artículo 129 Constitucional, que nunca había sido reformado, porque precisamente es un límite al ejército y del respeto a los Derechos Humanos. Ese artículo constitucional dice que: “En tiempo de paz, ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar”. Ahora se pretende señalar: “En tiempo de paz, ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tenga previstas en esta Constitución y las leyes que de ella emanen”. Notemos que se elimina ese dique y ahora se permite que el ejército pueda tener cualquier función que cualquier ley secundaria señala, legitimando con ello el que puedan incluso realizar labores policiacas.
Bonitas broncas le deja López a su sucesora, de quien esperemos que en el corto tiempo se corte el cordón umbilical y corrija mediante leyes secundarias tantas pifias, y opere con un ejército todo poderoso, metido prácticamente en todas las actividades económicas y ahora con un enorme poder constitucional, una deuda enorme e impagable con las actuales finanzas tronadas que le dejan, con un enorme presupuesto de dádivas y mantenimiento de obras fallidas difíciles de mantener, como Mexicana de Aviación, el Tren Maya, ya no digamos Pemex, un servicio de salud tronado completamente, y una herencia de Incertidumbre por lo del poder judicial, por la desaparición de órganos autónomos y ahora por esta reforma de la militarización más acentuada del país, incluyendo a la Guardia Nacional.