A la Presidencia con escala en el Congreso

  • Afinidades Selectivas
  • Héctor Zamarrón

Ciudad de México /

Contra toda la intelligentsia que domina en los medios y aún añora la época dorada del neoliberalismo, la llegada del neopopulismo a México y América Latina es un hecho político irreversible, al menos en el mediano plazo.

Hoy, a menos de dos años de las elecciones de 2024, las probabilidades de que Morena gane la Presidencia están en 9 a 1, más allá de cualquier juicio moral.

El o la candidata de Morena en las próximas elecciones presidenciales gobernará hasta 2030 a juzgar por todas las tendencias, modelos, encuestas y escenarios posibles, salvo el más catastrofista y el utópico: el de una oposición unida por completo, sin fisuras, decidida a enfrentar el tsunami morenista.

Las elecciones internas morenistas del fin de semana confirman este juicio, la Presidencia es y seguirá siendo el destino objetivo de Morena, mientras que el tercer Congreso Nacional de ese partido en septiembre es apenas una estación en el camino.

Partir de un análisis realista es imprescindible para entender lo ocurrido en el país con la convocatoria de elección de representantes al congreso que realizó Morena.

Sí, hubo decenas de irregularidades, es innegable: acarreo, robo de urnas, enfrentamientos, relleno de urnas, brigadas cazamapaches, etc., pero eso sólo muestra que hubo una movilización de dimensiones nacionales, similar a la que ocurre durante una elección federal, con prácticas del pasado que ese partido deberá extirpar.

Se trató de una competencia encarnizada entre los partidarios de los presidenciables y es entendible que así fuera por lo que está en juego: decisiones cruciales para elegir las candidaturas en Coahuila y el Estado de México en 2023, además de la definición del método y las reglas para designar candidaturas en 2024.

Morena se mueve y se mantiene en movimiento. Es la tercera gran movilización que tiene ese partido desde la elección federal. Primero para la votación sobre el juicio político a los ex presidentes, después para la revocación del mandato presidencial y ahora para la elección de consejeros a su congreso. Esas movilizaciones aceitan la maquinaria de un partido, fortalecen a sus cuadros y estructuras, definen territorios locales, permiten que surjan nuevos líderes y logran que un partido esté vivo entre elecciones.

El proceso del fin de semana fue una suerte de elección anticipada, en donde importaba lograr la mayor cantidad de posiciones posibles dentro de los 3 mil congresistas a elegir, 10 en cada uno de los 300 distritos electorales.

El de septiembre será el tercer Congreso Nacional de Morena en sus apenas diez años de existencia. Entre el 15 y el 17 de septiembre se renovará el Comité Ejecutivo Nacional además de revisar los documentos básicos de Morena para afianzar su dominio nacional y su camino a la Presidencia, indisputado hasta el momento.

El debate debiera ser entonces sobre el proyecto y el modelo de sociedad que deseamos en el país para los próximos ocho años (dos más seis).

¿Cómo lograr un México donde quepamos todos?

Esa tendría que ser la pregunta a responder, lo demás son fuegos de artificio.

Héctor Zamarrón

hector.zamarron@milenio.com

@hzamarron

Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.