La legalización de los autos chocolate es imparable. Tras la publicación del decreto de Hacienda en el Diario Oficial el pasado miércoles 19, es una realidad en 10 estados donde los vehículos que hayan sido introducidos al país irregularmente, con antigüedad mayor a cinco años y en buenas condiciones mecánicas, podrán pagar una cuota de 2 mil 500 pesos para obtener documentación legal.
Lo recaudado irá directamente a la pavimentación de calles, serán por lo menos 5 mil millones de pesos, de atender al decreto que estima en unos 2 millones los vehículos irregulares en esos estados, aunque podrían ser mucho más, pues otras fuentes calculan que tan solo en el área metropolitana de Tijuana circulan 1.5 millones.
Por primera vez en años tendremos recursos millonarios para derrochar en asfalto y no es que no haga falta tapar los baches, pero con tantos millones disponibles ¿por qué no hacer las cosas bien de una vez?
En lugar de usarlos solo para la pavimentación de las calles, que se destinen también a la reparación de las banquetas. Por las calles no solo circulan vehículos, también lo hacemos millones de personas todos los días que enfrentamos banquetas rotas, con zanjas, irregulares, llenas de hoyos y pendientes que ameritan ser incluidas en ese programa de reparación de baches.
Hagamos banquetas decentes, donde una silla de ruedas pueda circular sin problemas, donde una carriola pueda transitar sin obstáculos, aceras sin desniveles, sin hoyos, con guías táctiles para personas con discapacidad. Los peatones merecemos atención, más incluso que los autos.
Aprovechemos para hacer cruces seguros en las calles para evitar más muertes viales. Quitemos puentes de los mal llamados “peatonales” y en su lugar instalemos cruces a nivel que protejan a las personas. Llenemos las calles que tengan el mayor número de accidentes de reductores de velocidad (ojo, no con topes), para proteger a los más vulnerables. Pongamos ciclovías en aquellas donde sea posible.
¿Cómo se lograría? Es muy simple, con una instrucción presidencial que amplíe el concepto de pavimentación o de plano lanzando un programa nacional de rescate de calles.
De hecho así lo señala el Manual de calles, preparado por la Sedatu, donde se establecen los parámetros que deben tener las banquetas y las calles. Es el referente oficial que la administración pública federal “ofrece a aquellos interesados en los criterios del diseño de una calle y la gestión de proyectos viales en zonas urbanas” y busca “pasar de un diseño enfocado en el tránsito de automóviles a un diseño que prioriza la eficiencia para transportar personas y mercancías”.
Dejar que este ingreso único, porque no está previsto hacer una regularización por ciclos, se derroche solo en la compra de asfalto y en la reparación de baches sería un desperdicio, eso sin contar que el asfaltado de calles es un negocio donde se combinan intereses que llevan a actos de corrupción.
Si la filosofía de este gobierno es primero los pobres, si en la pirámide de la movilidad los peatones van primero, es justo demandar que esa multimillonaria inversión vaya también a las banquetas.
hector.zamarron@milenio.com
@hzamarron