“El suicidio y sus suicidas”

Ciudad de México /

El 10 de septiembre está reconocido por la ONU como el "Día Mundial para la Prevención del Suicidio", y tiene por objeto fomentar los compromisos para evitarlo; en la actualidad está considerado como un problema de salud pública. A nivel global cada día un promedio de 3 mil personas pone fin a su vida, y por lo menos 20 personas intentan suicidarse por cada una que lo consigue; en los últimos 45 años ha aumentado la tasa mundial de suicidios en un 60 por ciento, es decir, alrededor de 1 millón de personas cada año mueren por suicidio, lo que significa una tasa de mortalidad de 16 personas por cada cien mil habitantes. El suicidio debe evitarse a toda costa, más allá de una visión literaria o moralista, debemos comprender la trascendencia de la vida; todos debemos coexistir en paz, con libertad e igualdad de condiciones y circunstancias.

En varios países el suicidio se ha convertido en una de las tres principales causas de muerte y deviene por trastornos psicológicos, sociales, biológicos, culturales, etc., en nuestro país, del año 2000 al 2014 la tasa de suicidio se elevó del 3.5 al 5.2 por cada cien mil habitantes, 8 de cada 10 suicidios fueron consumados por varones, algunos de los patrones suicidas son: la depresión, la bipolaridad, la esquizofrenia, las drogas ó el contexto socioeconómico, etc. y más allá de los datos o cifras por sexo o edad, escolaridad, situación conyugal, u otras características del hecho o fenómeno del suicidio, es necesario darnos cuenta como sociedad y como personas del nivel de amplitud y profundidad del problema: toda vida o existencia humana es importante, sin distinguir bio-psico-socialmente entre ellas. El suicidio repercute a familiares, amigos y a la sociedad en su conjunto.

Parafraseando a Emile Durkheim, el suicidio es un acto de valor en un momento de debilidad o un acto de debilidad en un momento de valor; quien recurre a la muerte por voluntad propia merece un gran respeto, pues sabe que va a matarse, y es un acto de poder ante la fatalidad o una fecha de caducidad que desgarra lo más profundo del pensamiento, sentimiento o la visceralidad. Si destacamos "al Ser para la muerte", con el suicidio en el mundo de las letras, al igual que el amor, el odio, la felicidad, el miedo, la tristeza, el deseo, la traición, la soledad, o la envidia, éste es un tópico fundamental para el que escribe, así como para el que lee la ficción o la realidad. Por tan solo citar a Maupassant, London, Quiroga, Zweig, Woolf, Hemingway, Pavese, Mishima, Kis; etc., todos ellos, fueron incapaces de seguir vivos, bien por una bala, el cianuro, la morfina o somníferos, etc. huían de su propia memoria. Matarse no es de cobardes. Vencieron a sus verdugos. Sin embargo, nos robaron un gran placer, el de seguir vivos, que bien tod@s ell@s seguramente hubiesen ampliado y mejorado el gran legado cultural por el que los conocemos.

  • Hernán Mejía López
  • Magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Estado de México
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