Seguir estrellas en tiempos de oscuridad

  • Columna de Hernán Quezada SJ
  • Hernán Quezada SJ

México /

Parecía que ya llegaba el amanecer, pero la noche se extendió de nuevo. Así, llegamos a otro día de Reyes Magos preocupados por el aumento de casos de COVID-19 y las incertidumbres que nos ha traído la variante ómicron. Seguimos con la instrucción de cuidarnos y vacunarnos. Las mascarillas ya son una realidad cotidiana de nuestras vidas, a la que incluso ya nos comenzamos a acostumbrar. Pero nuestras incertidumbres y desafíos, no sólo son consecuencia de un virus, sino de muchos otros aspectos políticos y sociales, nacionales y globales que limitan el acceso universal a las vacunas, a los tratamientos médicos y a la verdad, qué difícil en estos tiempos de infodemia (la otra pandemia) encontrar la verdad, saber en quién creer y a quién seguir.

La mentira, el descuido, la corrupción, la autorreferencialidad, la injusticia y la falsa idea de que podemos salvarnos solos, siguen acrecentando las sombras de violencia, desempleo, inseguridad y otras más que siguen extendiendo la noche en nuestros cielos.

Pero como cada año, los Sabios de Oriente llegan de nuevo, traen encuentros y esperanza a pesar de la oscuridad. Melchor, Gaspar y Baltazar encontraban en la noche no el miedo, sino la posibilidad de buscar estrellas en el cielo y descifrar sus mensajes ocultos para luego dejarse poseer por la curiosidad; esa curiosidad que lleva a emprender caminos, que hace del curioso un valiente y decidido, un peregrino aventurero en búsqueda de la novedad.

Los llamados Reyes Magos, tuvieron dos encuentros, el primero fue con el embustero y violento Rey Herodes, quien intentó usarlos en su malvado plan. Los sabios visitaron el palacio de Herodes, seguramente un lugar de opulencia y derroche de poder que no logró distraerlos. Después de escuchar al rey continuaron su empresa de seguir la estrella que los llevó hasta el otro encuentro; el encuentro con un niño pobre, hijo de padres humildes y en un contexto de mucha vulnerabilidad; los tres Magos, sin titubeos reconocieron en la humildad y la fragilidad la máxima expresión del poder de Dios, que siendo el poderoso en todo, por amor abrazaba nuestra debilidad, transformándola con su Gracia en posibilidad, en ternura, confianza y entrega capaz de transformarlo todo y que los magos no dudaron en adorar. El encuentro con El Salvador del mundo, les reveló la Verdad y les regaló la esperanza. Volvieron a sus tierras por nuevos caminos evitando cualquier encuentro con el Rey embustero.

Es tradición pedir regalos a los Reyes Magos, hoy en las circunstancias en que estamos, se me ocurre pedir el regalo de llegar a ser de los hombres y mujeres que saben discernir en dónde se encuentra la verdad, que no se deslumbran por palacios y oropeles, ni desdeñan la pobreza y la precareidad como espacio para encontrar lo valioso y trascendental. Pidamos ser de esas y de esos que ven en la noche la oportunidad de descubir llamados y estrellas que nos guían, pidamos el don de la curiosidad, que sea más grande que nuestros miedos o nuestra comodidad, esa curiosidad que aun cree y espera, que está segura de encontrar.

Finalmente pidamos a los Reyes, ser de esas y de esos, libres y desprendidos, que se saben arrodillar para ofrecer los dones que poseen a los demás. Que ninguna noche nos detenga, que ningún rey del mundo nos distraiga de la posibilidad de perseguir estrellas, sólo así seremos gente de esperanza y otra estrella en esta oscuridad.


Médico, teólogo moral y sacerdote jesuita. Asistente de Formación de @jesuitas_mexico

@hernan_quezada


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