El texto “Los fabricantes de carbón” fue publicado en 1921 por el escritor uruguayo Horacio Silvestre Quiroga Forteza. Nos habla de dos hombres que con poca plata y solos, deciden construir una caldera para fabricar carbón y ganar dinero: “Aunque los dos hombres -Duncan Dréver y Marcos Rienzi- estaban vestidos como peones y hablaban como ingenieros, no eran ni ingenieros ni peones.”
Se dice que “El artefacto pesaba cuanto pesan cuatro chapas galvanizadas de catorce pies, con el refuerzo de cincuenta y seis pies de hierro L y hierro T de pulgada y media.” El objeto realizado “No era otra cosa que un horno de calefacción circular.” Llevan trabajando “Desde las cinco de la mañana y desde un mes atrás, bajo un frío de cero grados las más de las veces.” Esta entrada al texto nos da una idea de los múltiples problemas que pasaran para llegar a su objetivo.
El género es cuento: “Del latín, compŭtus, cuenta” Narración breve basada en hechos reales o ficticios. El cuento es milenario; en un principio fue oral: los pueblos primitivos contaban leyendas frente al fuego, con el tiempo se escribieron tanto en prosa como en verso y los leemos en obras como El libro de los muertos, La Biblia, Panchatantra o Decamerón. Su finalidad es despertar emociones impactantes en el lector.
En el cuento que analizamos se expone que Duncan y Marcos en un alambique van a producir carbón. ¿Qué dice la ciencia de esto?: “Se le llama destilación de madera o destilación destructiva.”
Quizá la destilación de madera para algunos sea algo común, mas para la generalidad no lo es. La mayoría sabemos de la destilación de líquidos como el mosto de uva, perfumes, agua, entre otros. Pero… ¿destilar un sólido? Suena raro o incorrecto. Entonces… ¿qué es?
“La destilación seca es el calentamiento a altas temperaturas de materiales sólidos para crear productos gaseosos (que pueden condensarse en líquidos o sólidos) por medio de pirólisis (del griego piro, fuego, y lisis, rotura, descomposición química) o termólisis (reacción en la que un compuesto se separa en al menos otros dos) en ausencia de oxígeno”
En el caso de la madera para producir carbón vegetal, “Se calienta en seco la madera en un recipiente cerrado con ausencia de aire, donde primero se atrapan los gases, luego el líquido llamado ácido piroleñoso. Cuando la madera se calienta por encima de 270°C comienza a carbonizarse, (ahí estará listo para las parrilladas o carne al carbón). Si se sigue, obtenemos ceniza o gas de carbón para uso cosmético o industrial.”
Regresemos al cuento y a las dificultades de nuestros amigos: “Rienzi remachaba de fuera, Dréver, apretado dentro de la caldera, con las rodillas en el pecho, soportaba el golpeteo. A la hora cambiaban, mientras Dréver salía acalambrado.”
A estos aprietos sumemos que Dréver tiene una hermosa hija de cinco años que se enferma por las bajas temperaturas. Paran todo. La pequeña sufre y está a punto de morir. Los dos la cuidan, se recupera y siguen con el trabajo.
Un día la niña le dice a su padre: “-¡Piapiá!- Le contesta Dréver: -¡Mi vida…! Ella le pregunta: -¿Va estar pronto tu caldera? -Sí mi vida- ¿Y vas a ganar mucha platita? –No creo chiquita. ¡Pobre piapiacito querido! No podés nunca ganar mucha platita. Te quiero.”
Por fin terminan la caldera, funciona muy bien, están felices y anotan: “Los porcentajes de carbón, el rendimiento de alquitrán y esencias piroleñosas.” Hasta contrataron un peón para que ayudara.
Una noche que dejaron al peón cuidando el depósito, él fue a decirles que “el fuego salía por otra parte, que se había hundido el horno” Ellos, fríos y analíticos, pensaron lo que el peón hizo: había abierto toda la puerta. Entró aire y se incendió.
Pasaron algunos días repasando el suceso. Sin más, los amigos se despiden. Ya solos la niña le dice a su padre: “-¡Se te quemó la caldera, pobre piapiá! Pero no estés triste… ¡Vas a inventar muchas cosas más, ingenierito de mi vida!