Fundamental en Ciencia Política, El Príncipe, de Nicolás Maquiavelo

Ciudad de México /


Rasgos de una personalidad calculadora, hipócrita, falsaria, sin empatía. Esteban Madrigal

El tratado político “El Príncipe”, escrito en 1513 y publicado en 1531, es del filósofo, diplomático y escritor italiano Nicolás Maquiavelo, llamado el padre de la Ciencia Política moderna, cuyo apellido ha derivado en maquiavélico. Así lo describe la RAE: “Astuto y engañoso.” Relativo al maquiavelismo, tiene dos definiciones: “Rasgos de una personalidad calculadora, hipócrita, falsaria, falto de empatía, que lo subordina todo para su beneficio.” Y la que nos interesa, porque adelanta la ciencia política, aunque no así. “Anteponer una razón de Estado sobre cualquier consideración ética y moral para conservar el poder.”

Las definiciones han llegado a nosotros, nos dicen los historiadores, por una parte debido a los sacerdotes que afirmaron que las obras de Maquiavelo estaban escritas: “Con el dedo del diablo (digito diaboli)” y los jesuitas que quemaron sus obras y su efigie en las plazas públicas, colgando un cartel: “Pérfido, colaborador de los demonios y artífice de maquinaciones diabólicas.” Disgusto ocasionado porque él siempre estuvo en desacuerdo con las grandes acumulaciones de la Iglesia, más nunca con el dogma. Y por otra, a los cuidadores del lenguaje que no se han tomado la molestia de profundizar en las obras, yéndose por lo fácil, el uso cotidiano.

La obra está enmarcada en el género de Tratado: género ligado a la didáctica. Informe integral, objetivo y ordenado sobre un tema, con una estructura en subdivisiones, llamados apartados o capítulos, el discurso expositivo debe tener un lenguaje claro y accesible.

 “El Príncipe” es un libro de recomendaciones o consejos para un nuevo príncipe, Lorenzo II de Médici, a quien va dedicado. Se narra que, al dárselo, ni siquiera le puso atención; se sintió más contento por unos perros de caza que en ese lapso le regalaron. 

Aparece la pregunta, ¿por qué escribió el tratado y se lo regaló al desdeñoso e insolente Lorenzo? Porque Maquiavelo deseaba (vayamos al último capítulo del libro) la unión y la grandeza de Italia, que para la época había sido vejada, saqueada por reinos extranjeros. Tenía la esperanza en la familia de los Médici, que era poderosa: “No se ve hoy en quien uno pueda confiar más que en su ilustre casa, para que con su fortuna y virtud preferida por Dios y de la Iglesia, pueda hacerse jefe de esta redención. ¿Qué pueblo negaría obediencia? ¿Qué envidias se le opondrían? Abrace, vuestra familia, esta causa, pues el antiguo valor en los corazones italianos aún no ha muerto.”

Con esta ilusión Maquiavelo entrega a la humanidad un libro de Ciencia Política, donde detalla lo que vivió en territorio de reyes y príncipes: unos malignos y asesinos como César Borgia (al que sin tapujos dice que admira por la eficacia de sus métodos para conservar un Estado) o los que lograron el poder con armas o sin ellas, con mercenarios o tropas extranjeras, o dados por herencia o porque el pueblo lo otorgó, o por suerte (alguien lo cede, la Iglesia, un pariente). Por eso sus experiencias de funcionario y diplomático, unido a los ejemplos de hombres que lograron el poder en la historia y lo perdieron, plantean estrategias y habilidades para llevar al éxito un gobierno: con dureza, crueldad o prudencia.

Hoy a “El Príncipe” tenemos que verlo metafórico. En su tiempo no fue así, en esos días cualquier insidia, calumnia, malos ojos, eran buenos para tomar las armas y anexarse un reino. De ahí las instrucciones para un príncipe de cómo se debe conducir un ejército y el trato a los soldados, o cómo quitarse a los aduladores. Ahora, serían los empleados.

“El Príncipe” ha trascendido porque los humanos no hemos cambiado en varios aspectos y tenemos la exigencia de consejos agudos y tácticos para lograr un beneficio común.

Entonces el libro “El Príncipe” sería: Un tratado que busca la mejor estrategia para llevar a cabo una acción política, empresarial o familiar, alcanzando el arte de gobernar. 

Y la definición real para maquiavélico sería: Estratega.

Hugo G. Freire

  • Hugo G. Freire
Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.