El texto “Ixcatl: El algodón mexicano”, publicado en 1976, por el investigador mexicano, José Rodríguez Vallejo, es una indagación para sustentar que la planta del algodón –íchcatl, para los mexicas, taman, para los mayas- era ya una “industria” antes de la llegada de los españoles y que tenía un sinfín de usos: bellos atuendos, utilitarios caseros, de trabajo o escudos protectores para las batallas.
Esta planta del género Gossypium hirsutum, de la familia de las malváceas, originaria de las regiones tropicales y subtropicales de México debió ser domesticada alrededor de 3400 y 2300 a. C. En la actualidad es una de las variedades más sembradas en el mundo.
El algodón, una valiosa fibra natural que ha ayudado a los humanos a cubrir su cuerpo pero que también ha dado contiendas, incautaciones y esclavismo, fue cultivado en Asia hace unos 7000 años en el Valle del Indo. En Qasr Ibrim, actual Egipto por los años 5000 a. C. y en Perú en 4200 a. C.
Estos datos indican: “Que varias civilizaciones domesticaron el algodón por separado e inventaron herramientas equivalentes, lazos, husos y telares primitivos.”
El género es investigación: “Recopilación, organización y análisis de información para ampliar la comprensión de un tema o problema. Se utiliza para probar la validez de instrumentos, procedimientos o experimentos. En términos simples es buscar conocimiento para llegar a la verdad.”
Ahora veamos, paleografía: “Del griego, palaiós, antiguo, viejo, y graphein, escritura. Estudio de las escrituras antiguas. Es la ciencia que se encarga de descifrar documentos antiguos, así como datar, localizar y clasificar testimonios gráficos.”
Entremos en la obra, inicia con la descripción de la llegada de Colón al Nuevo Mundo y el desembarco: “En la Isla Guanahaní que él llamaría Saint Salvador, en las Antillas Mayores.”
Aquí el investigador halla la primera referencia del algodón, dice que Colón en una carta a los Reyes Católicos informa que: “Los lugareños venían desnudos donde estábamos y nos traían papagayos e hilo de algodón en ovillos.” Señala que: “Vio dar diez y seis ovillos de algodón hilado, más de una arroba (11,5 kg). A cambio de unas cuentas de vidrio.”
El autor sustenta en documentos que el algodón era muy importante en: Haití, Jamaica, Puerto Rico, Antillas o en Cuba, donde Fray Bartolomé de las Casas: “Vido árboles de algodón.”
En México nos dice que desde los Mayas. “Se sembraba algodón, pimienta, maíz, frijol.” Dándole una gran importancia a la ropa de algodón.
Cuando llega Cortés describe la ropa de los nativos al rey de España: “Los hombres tapan sus vergüenzas con unas mantas muy delgadas y pintadas. Las mujeres andan vestidas de unas muy delgadas camisas grandes de algodón labradas.” Informa que los emisarios de Moctezuma le dieron: “Tantas piezas de ropa de algodón de las que ellos visten.” Y estando ya en Tenochtitlán recibió: “Muchas diversas joyas de oro y plata y plumajes y seis mil piezas de ropa de algodón muy rica y labradas.” Cortés concluye que para ellos la ropa de algodón tiene un enorme significado por eso la obsequian con gran deferencia.
De lo dicho surgen varias dudas: ¿Quiénes las elaboran? ¿De dónde llegan esos productos? ¿Por qué los señores importantes portan y regalan bellas prendas? Eso es lo que el investigador resuelve.
El Imperio Mexica ha creado una sofisticada matrícula de Tributos para los sojuzgados de las regiones algodoneras, hoy: Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Puebla, entre otros, que debían entregar cada 80 días, las mejores piezas de algodón en calidad y diseño. Sumaban miles que servían para vestir y darle insumos a todas las clases altas.
De ahí que el algodón fue una fibra valiosa que acompañó y dio protección a estos pueblos desde una era muy antigua.
Terminemos nuestro análisis resaltando que las clases bajas no vestían de algodón, su ropa se hacía de fibra de maguey: “Se sancionaba con pena de muerte si usaban mantas que no fuera de su jerarquía.”