De Leo P. Kelly: La Chica de O'Grady (y la Tanatología forense)

Edomex /

El cuento de ficción “La chica de O'Grady”, publicado en 1965 por el escritor estadounidense Leo Patrick Kelly, nos habla de Mr. Death, el señor Muerte, que viene por Martha, Mattie para los que la quieren, una anciana agradable, jubilada, profesora del pueblo de Elk Crossing, pero a quien a su espalda la gente llama La chica de O'Grady porque en su juventud se fue con “el veleidoso del pueblo, ojos azules y vivaces.”

Él la abandona, le prometió volver. Martha regresa al pueblo: “Ella lo quería con todo, pero era muy joven para saber la clase de hombre que le tocó como marido. Ah, sí, porque se casó como Dios manda, en una iglesia, con velas y todo. Mas cuando regresa ve que solo era la chica que se fugó con un tipo” No le afectaba, sería fiel a su amado hasta la muerte.

Estamos ante el género de ficción: “Viene del latín, fictio o fictus, fingido o inventado” “En los mundos posibles de la ficción hay una regla básica: el emisor y el receptor crean un pacto por el cual se acepta el mundo imaginario y piensa que no es una mentira. El cómplice deja de aplicar un juicio lógico”

Definamos tanatología forense: “Rama de la medicina legal que se ocupa del estudio científico de la muerte y los procesos posmortem. Se hace un diagnóstico certero de la muerte para certificar ante la sociedad un fallecimiento” Siguiendo con este fin, “Hay signos de muerte que lo comprueban, los que aparecen al cesar las funciones vitales: enfriamiento o algor mortis, livideces o hipostasia, rigidez o rigor mortis, espasmo cadavérico. Y los cambios químicos, físicos o bacterianos: autólisis, putrefacción, fases cromática, enfisematosa, de licuefacción, de reducción esquelética”

Entremos en la obra: hay un narrador –un joven de dieciséis años, Billy Jay- que expone puntual los eventos. A él todos le dicen bobo por sus defectos y los jóvenes se burlan. Además, los padres advierten a sus hijas que cuando lo vean se alejen, aunque no es peligroso. Billy Jay repasa: “Lo cierto es que todos me miran con aire burlón y me enseñan su lengua. Pero la señorita Mattie me dijo: La liebre no se hizo para correr junto al lobo. Haz lo mejor que sepas, y eso es ya bastante para cualquiera. Los que dicen otra cosa no saben distinguir entre la sal y el azafrán”

La obra inicia con la visualización de Billy Jay al señor Muerte: “Cuando vino por la señorita Mattie yo estaba allí y le vi con claridad.”

Luego describe que al llegar al establo su caballo lo embiste: “Beau reculó de pronto, y ¡bam! me lanzó contra la pared y me hizo ver estrellas. Después recogí mi hacha y me dirigí a la casa de la señorita Mattie para hacer leña”

Ya en casa de Mattie conversa con ella y llega el señor Muerte: “Aun estábamos sonriendo cuando llegó. -¿Puedo entrar, Mattie? -Pase y tome asiento. –dijo ella.

“Entonces el señor Muerte me mira -¿Creo que sabe quién soy? -No, -objetó ella- tenga en cuenta que es un niño y no cree en usted.”

“Para demostrarlo dije: -Yo diría que le conozco, señor, usted…” Lo interrumpe Mattie.

“Dijo el señor Muerte: O'Grady está por llegar” Mattie brinca de la cama rejuvenecida.

Llega O'Grady, se disculpa con Mattie, narra que falleció en un barco, por eso no pudo regresar, pero que jamás dejó de amarla y ahora estarían juntos para siempre.

Llegan muchos amigos de Mattie y O'Grady, hacen una gran fiesta, todos bailan incluído Billy Jay con una hermosa jovencita. “Cesó la música, el señor Muerte se puso de pie. Arreglan todo.”

“Ya casi se esfumaban. Me volví con un nudo en la garganta –dije- señor, deseo ir.

-Pero Billy Jay – me dijo…

-¡Nada de Billy Jay! –contesté furioso. -¡Mire su libreta, revise bien!

-Deslizó su dedo en la libreta. -¡Billy Jay! –dijo con asombro.

-Sí, usted estaba en la cuadra cuando dejé de existir.

-Tengo tanto qué recordar –dijo- será mejor que corras.”

Los alcanza, toma la mano de Mattie, en la otra O'Grady, los tres se alejan cogidos de la mano.


  • Hugo G. Freire
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