Festín Andrónicus

Ciudad de México /

¿Y ahora qué vamos a ver?, me pregunta mi amigo Luis, cuya presencia en esta columna se ha hecho ya casi cotidiana.

Pienso segundos mi respuesta y le digo: Algo que tiene que ver con Aníbal el de El silencio de los inocentes, con Tito Andrónico de Shakespeare, y Anthony Hopkins. No sé exactamente qué es, pero me pareció atractivo.

Llegamos al teatro El milagro y desde el vestíbulo comienza a suceder la acción dramática. Un cuarteto de “anfitriones” dan la bienvenida al público a una “degustación culinaria” en tres tiempos, y accedemos a la sala.

Se trata de “Festín Andrónicus: preparado por el chef Dr. Lecter”, un espectáculo singular, muy singular desde el título mismo, y que lleva al público a vivir una experiencia absolutamente diferente y, sobre todo, impredecible.

Escrita por Javier Márquez, Festín Andrónicus tiene como columna vertebral la tragedia escrita por William Shakespeare; sin embargo, el texto original (representado aquí sólo en pequeñísimos fragmentos) es el detonador para una serie de reflexiones sobre la vida. la dualidad humana de cuerpo y alma, de la vida y de la muerte, de la justicia y los abusos…

Como bien se le anticipa al público, el montaje está dividido en tres actos (tiempos culinarios) que de manera estupenda ocupan la totalidad del también muy singular foro en el que se presenta.

Al muy bien construido texto se suma la atinadísima dirección de Laura Muñoz, quien hace de esta puesta en escena una cena de gala, el sitio de un crimen, una aventura circense, una entrevista periodística, una clase de cocina…

Para lograr esto autor y directora tienen el talento de David Herce-Kiawtletl quien actúa, danza, hace malabares y yoga, también conduce esta historia que sin una trama evidente y lineal, va engarzando a Shakespeare, con Thomas Harris, Jonathan Demme, Julie Taymor, Harold Bloom… en un coctel altamente cuidado, donde lo que al principio puede parecer una chistosa ocurrencia, va tomando cuerpo y se convierte en una muy sólida reflexión escénica.

Gran trabajo histriónico de David. ¡Bravo!

Laura Muñoz y David Herce-Kiawtletl son, amén de directora y actor, responsables de la muy atinada escenografía y vestuario. Junto con Laura, en el diseño de iluminación está también Heidi Madrid.

En el tercer tiempo, casi a punto de concluir la función, se suma al elenco Daniela Miktlan quien ha deambulado entre el público desde el vestíbulo. Ella da voz a Lavinia Andrónicus, quien como otras muchas mujeres fue violada. Su voz es al mismo tiempo un reclamo de justicia y una reflexión sobre este tema tan delicado y, lamentablemente, vigente.

Festín Andrónicus es de esos montajes que te encantan o no. Para el que no hay puntos medios.

Acaba la función y mi amigo Luis, el mismo del primer párrafo dice: A ver explícame qué vimos para saber si le entendí o no.

Hablamos al respecto. El teatro no se explica, se siente, se vive. Y cada espectador está en su derecho de opinar lo que quiera. No hay una receta, ni para el hacedor ni para el espectador. Todos los montajes y por supuesto todos los comentarios son válidos.

A mí me encantó la experiencia.

Conozco a Jerzy Grotowski, el director y teórico del teatro sólo por sus libros y las fotografías de sus montajes. Ver el Festín Andrónicus me hizo pensar en este importantísimo creador polaco.

Festín Andrónicus se presenta en el Teatro El milagro, en la calle de Milán en la colonia Juárez, los miércoles a las 20 horas.


  • Hugo Hernández
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