No es ningún secreto que el ejercicio puede mejorar tu estado de ánimo. Los investigadores incluso le han dado un nombre a esto, el efecto de sentirse bien, cualquier actividad física puede producir un impulso positivo a tus emociones.
Al hacer ejercicio, en el cerebro se producen miles de reacciones químicas. Se liberan endorfinas, sustancias que generan una sensación de felicidad natural. Al mismo tiempo se elimina cortisol, la hormona del estrés y con la liberación de dopamina experimentamos una sensación placentera después del ejercicio.
Por lo tanto, el ejercicio no solo ayuda a la quema de grasas para controlar el peso corporal, y aumento de la musculatura, sino que también favorece el proceso de atención y concentración, el cual se prolonga más allá del tiempo en que estamos entrenando.
La alegría, esa emoción feliz y optimista, puede ser provocada por eventos diversos, como el anuncio del nacimiento de un bebé o por algo tan sencillo como encontrar algo que buscamos en el supermercado. A nivel emocional, podemos sentir alegría de varias formas: con euforia, con llanto, con una profunda sensación de satisfacción.
Científicamente la alegría se produce por sustancias químicas llamadas neurotransmisores, que son como pequeñas células químicas mensajeras que transmiten señales entre las neuronas y otras células del cuerpo. Esos neurotransmisores son responsables de los procesos y sentimientos en casi todos los aspectos del cuerpo, desde el flujo sanguíneo hasta la digestión.
El estar alegre. promueve un estilo de vida más saludable, mejora el sistema inmune y combate el estrés y el dolor.
Los investigadores han identificado varios movimientos corporales reconocibles en muchas culturas ocasionados por el estado emocional de la alegría, levantar los brazos; balancearse de un lado a otro y otros movimientos rítmicos, como saltar al compás de la música. Estas acciones físicas no solo expresan un sentimiento de alegría, las investigaciones muestran que también pueden provocarla.
Estudios sobre las emociones han demostrados que, si en los entrenamientos agregamos música destinada a potenciar las emociones positivas con ritmos acelerados o en un tono mayor, además de obtener los beneficios propios del ejercicio, se puede mejorar el estado de ánimo y hacernos sentir felicidad.
Muévete al ritmo de la música, ya sea a través de ejercicios tradicionales como trotar o andar en bicicleta, o cualquier cosa que haga que tu cuerpo se mueva.
Al realizar actividad física se mejora la capacidad respiratoria, por ende, llega más oxígeno a todo el organismo. Si el cuerpo se oxigena de mejor forma, funciona mejor y sentimos menos cansancio, nos sentimos bien.
Muévete con otras personas, en una clase o en un grupo de entrenamiento, o de forma casual, con amigos o familiares. Muévete al aire libre, en un parque o en cualquier lugar que te dé una dosis de naturaleza.
Haz que el movimiento sea divertido a través del juego o la competencia, en cualquier juego o deporte activo.
El hábito de ejercitarte diario puede hacerte sentir feliz siempre.
Ignacio Cardona