¡Otra vez 25 de noviembre! Historias que se repiten

León /

El pasado lunes llegó esa fecha que en los últimos años es motivo de múltiples reacciones y movilizaciones, no todas en el mismo sentido, menos aun con los mismos propósitos. Movimientos de mujeres y feministas asumimos la exigencia, la mayoría de los gobiernos los conocidos, aburridos y descontextualizados protocolos. Actividades que se repiten, casi todas predecibles no importando que al frente estén nuevos integrantes en los gobiernos. La creatividad y el compromiso se agotan con aquello que no se explora y que no se apropia, prueba de ello los eventos que se organizan desde las instituciones públicas los 25N.

Los gobiernos, en una especie de ‘costumbre’, solicitaron como cada año al personal ‘usar color naranja, participar de eventos y sonreír a la cámara’ sin mayor explicación. ¿Quién les dijo a estas autoridades y áreas de comunicación social que se trata de una conmemoración donde tengamos motivos para sonreír? Que alguien les avise que se trata de un día de origen de profundo dolor, indignación y rabia. Otra forma de evitarles esa sonrisa que ofende y les evidencia es invitarles a una consulta histórica obligada sobre el origen de la fecha. Se vale consulten, investiguen, lean algo más que lo que sus equipos les presentan, de hacerlo, se ocuparan menos de la frivolidad que comunican sus selfies y se enfocarán más de los compromisos que la fecha convoca.

Otras áreas de esos mismos gobiernos tuvieron la tarea de comprar metros y metros de listón de color naranja que distribuyeron al mayoreo con el inicio de la jornada, desde una reducida perspectiva bastó que lo portaran para asumir que estaban involucrados autoridades, partidos y gobiernos en conjunto. Por supuesto, las y los titulares de esas dependencias debieron usar lo listones más llamativos a manera de moños perfectamente colocados en visibles solapas, con esto último dieron por sentado, que casi habían cumplido con los propósitos que invoca la conmemoración ¡como si el día se redujera a la preocupación por el color y respectivo oufit!

Me pregunto y pregunto en cada oportunidad que se presenta. ¿Se toman el tiempo las autoridades repartidoras de listón naranja de entender la naturaleza simbólica del color y del hecho de portarlo? Casi creo que no, esta información puede ser desconocida incluso para quienes compran, reparten y organizan colocación de los listones. Al término del día se retirarán el moño obligado con el mismo vacío de información que aceptaron ponérselo, el destino de ese llamativo listón será el bote de la basura o el recicle “para otro día de eventos de mujeres”. ¡Qué más da que sea un listón de color naranja, morado, verde o el color que sea! Si lo debo usar, lo uso, pareciera ser un soliloquio habitual de ese día.

La totalidad del (no) cumplimiento se asume lo tendrán con la organización de un evento que se previó desde las endebles instancias de atención a las mujeres para que las autoridades lucieran sus intervenciones discursivas ¡y sus prendas color naranja!

Directoras, coordinadoras o encargadas que serán los únicos días que puedan coincidir con autoridades locales, el resto del año serán relegadas en presupuestos e interlocuciones. Los eventos que organizaron, es previsible que lo hicieron sin presupuesto, o con el mínimo de ello o invocando la gratuidad, o en su caso con los recursos autorizados que para la ocasión sí fue autorizado ¡porque iban a estar presentes las autoridades!, no porque se tratara del 25N.

Difícilmente alguna o alguno de los que hicieron uso de la voz fue dueño de sus palabras. En sustitución, dieron lectura a lo que les escribieron. Lo que leyeron verdades o mentiras fue poco relevante, lo más valioso para esas autoridades fue hacer presencia con un moño color naranja y tener algo que decir al respecto, aunque esto último haya incluido ideas y datos desarticulados. Los y las que improvisaron no fueron muy distintos, en pleno 2024 existe mantiene presencia la idea de que es válido hablar de temas públicos desde la ocurrencia, bastando “la sensibilidad”.

Jornadas anunciadas

En la mayoría de los municipios, las jornadas de la (no) conmemoración como cada 25N iniciaron a temprana hora para dar paso al momento clímax con la llegada de autoridades al evento oficial. Como años anteriores una práctica habitual fue involucrar para asegurar grandes aforos a comunidades estudiantiles y personal de los propios gobiernos, quienes permanecerán durante evento preguntándose ¿Quién hará las actividades que tenían previstas para ese día? ¿Por qué pedirles su presencia a lo que parece más un evento de protocolo que de contenidos? ¡Otra vez eventos de mujeres!

El mecanismo de acarreo en sustitución del establecimiento de alianzas necesarias para abatir la violencia contra mujeres y niñas. Alianzas con organizaciones, colectivas y grupos de mujeres que en sus comunidades están haciendo trabajo con otras mujeres fueron y son las ausentes al no ser convocadas a los eventos 25N. El error radica en percibirlas como opositoras y críticas a sus administraciones, o en casos más aberrantes sus no alianzas se explican desde el hecho de que no las identifican como las agentes aliadas de otras mujeres. Autoridades que no identifican liderazgos que se han ido gestando en sus territorios y entre mujeres para todo tipo de acompañamientos. Al día de hoy en casi todo el territorio estatal se cuenta con presencia de redes entre mujeres, de carácter no institucional y completamente funcionales.

Festivales, muestras, exposiciones, marchas fueron los motivos de trabajo de las áreas gubernamentales para tener presencia ese día. Mucho trabajo operativo, mínimo el trabajo reflexivo individual y colectivo que en sí es el origen mismo de la conmemoración.

Al terminar la tarde concluyen los equipos agotados, las autoridades excelsas asumiendo que lograron los grandes eventos, la sociedad siguiendo sus ritmos. Poco o nada cambia para las mujeres y niñas habitantes de los territorios donde el 25N sigue siendo motivo de simulación, reduccionismo y frivolidad.

Las lógicas son que son (i) lógicas gubernamentales parten de aquello que dice “no hay tiempo que perder para generar espacios de reflexión”, aunque lo operativo sin espacios de planeación les ha hecho perder, y nos ha hecho perder como sociedad, más vidas, más tiempo y más recursos de los que imaginan. Las cifras y hechos, así lo confirman. En los gobiernos no se ha dedicado tiempo a lo importante. Sin hacer referencia a un municipio en específico -más de alguno de los 46 están aquí descritos- gobernar y administrar para lo inmediato.

Amanece el día 26 de noviembre y todo vuelve a la normalidad, a su normalidad. Ello incluye la tolerancia a la violencia que un día anterior se comprometieron a erradicar. La normalización de la precariedad en las áreas de atención a las mujeres, y por supuesto, el resarcimiento de pactos patriarcales preexistentes que explican la impunidad y el no hacer en áreas estratégicas como seguridad pública y contralorías internas que siguen siendo instancias violentadoras por excelencia.

Esta no es foto de un día, de un año, de esta conmemoración. Se vuelven predecibles, lo han hecho desde hace más de una década y continúan con esos modelos conmemorativos agotados.

A dos meses de iniciadas las nuevas administraciones la fecha hubiera representado una buena oportunidad de establecer compromisos objetivos y de largo alcance, uno de los más exigidos es la asignación y aumento presupuestal para sus áreas de atención y diseño de políticas públicas afirmativas Sin presupuesto, todo se vuelve demagogia. No hubo avisos que destacar sobre de ello ningún autoridad local ni estatal.

Ninguna acción anunciada valió un titular de medios, en sustitución cifras de lo que se desborda. Cifras que son vidas, en lo individual.

Jornada de cifras de lo atendido, fotos y más fotos, autoelogios acompañadas de evaluaciones arbitrarias “todo está bien en mi municipio”. En esa misma jornada de 25N las familias, las mujeres y las niñas sobrevivientes de violencia feminicida en sus territorios tienen otros datos.

Con el 25N inician los 16 días de activismo a favor de los derechos humanos de las mujeres y niñas, aviso a las autoridades: no se trata de rellenar calendarios con actividades de bajo impacto. Se vale se atrevan a parar relojes y hacer planeaciones más allá de improvisaciones. No importa que no porten listones ni playeras naranjas, se los cambiamos por compromisos y acciones medibles y evaluables.


  • Iovana Rocha
  • Activista insistencialista, feminista de lo cotidiano y aprendiz de la prosa intimista. Escribo sobre las historias de vida de las otras mujeres como un acto de justicia y transgresión.
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