Al conocer los resultados electorales, el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, Premio Cervantes 2017 y Premio Carlos Fuentes 2015, ligado a México con profundos y antiguos lazos, resumió en un tuit el sentimiento que embarga en estas horas a los que luchan cívicamente contra el régimen de Daniel Ortega, en el poder desde hace casi 12 años.
“Una nueva etapa se abre para México con el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, AMLO, que en Nicaragua recibimos con alegría y esperanza de que acompañe nuestra marcha sin retroceso hacia la democracia”, escribió Ramírez cuando se cumplen ya 75 días del inicio de las protestas en la patria de Rubén Darío. Organismos humanitarias locales así como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) han corroborado in situ la existencia de grupos parapoliciales y paramilitares violentos, lo que es negado por Ortega, quien acusa a estudiantes, campesinos, empresarios, clérigos y sociedad civil de ser parte de un “complot internacional” para derrocarlo.
Ramírez fue vicepresidente de Nicaragua cuando Ortega, hoy de 72 años, encabezó con otros comandantes la revolución sandinista (1979-90), apoyada por México. Vencido en las urnas por Violeta Chamorro, Ortega regresó al poder en 2007 y se reeligió dos veces en comicios calificados por la oposición de fraudulentos, como lo hizo la dinastía de Somoza que él mismo ayudó a derrocar.
Ortega saludó la “histórica victoria” de López Obrador y dijo que su triunfo “muestra la capacidad indoblegable del espíritu de nuestros pueblos que queremos avanzar en paz, libertad, solidaridad y justicia”; preceptos vacíos cuando quien los proclama es responsable del crimen de casi 300 nicaragüenses.
También la líder del disidente Movimiento Renovador Sandinista (MRS), Ana Vijil, escribió a AMLO: “Tu énfasis de campaña contra la corrupción, la violencia y la pobreza son banderas de lucha de toda América Latina. Espero tu honestidad y beligerancia también en política exterior y pronto tu condena al gobierno criminal de Ortega”.
Sería catastrófico que el presidente electo se muestre insensible ante la tragedia humanitaria que vive Nicaragua, sobre la que ya han alertado la OEA y la mayoría de los gobiernos del área.
A la vez, apoyar la “marcha sin retroceso hacia la democracia” en el país centroamericano le permitiría a México, como AMLO ha deseado, “recuperar su pertenencia a Nuestra América”, al decir del cubano José Martí. Una “América Nuestra” muy distinta a la “Patria Grande bolivariana” que tanto Ortega como su aliado Nicolás Maduro proclaman como plataforma y coartada política para perpetuarse indefinidamente en el poder.
AMLO debe condenar los crímenes de Ortega en Nicaragua
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Irene Selser
México /
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