En estos últimos dos años vemos cómo la teoría que parecía caduca respecto a que la economía la debe manejar el Estado la vuelve a aplicar el gobierno, solo que ahora el pueblo experimenta en carne propia su inoperancia.
Ya se había demostrado en la historia que el sistema comunista tiene excelentes ideas, pero que casi ninguna aplicó en la realidad.
El gobierno hace a un lado a la iniciativa privada y realiza funciones donde él no tiene la experiencia, llámese el administrar aduanas, construir aeropuertos y refinerías y hasta el distribuir medicamentos urgentes para la salud.
La compañía que produce la luz eléctrica, por ejemplo, ha tenido muchas quejas de los usuarios al tener fallas en el suministro y no tener problema en cobrarlo, pese a que la calidad que la empresa ostenta tener no aparece; en este rubro, se nota que urge la inversión en esa industria o el ver otras opciones para generar electricidad.
Otro servicio básico y vital, el agua potable, también deja mucho qué desear, porque el producto que nos llega a nuestros hogares es sucio, turbio y a veces a cuentagotas de manera literal; explican las autoridades de dicha empresa que si hay fallas en el servicio de luz, ellos también son afectados en el suministro del líquido y mientras, que el usuario batalle.
Es necesario que las empresas de gobierno (municipal, estatal y federal), tengan mejores resultados y ofrezcan sus bienes y servicios de calidad, si no queremos seguir siendo un país subdesarrollado que no puede o no sabe administrar sus recursos; o permitir que la Iniciativa Privada invierta en ciertos giros.
Y en cuanto al servicio de salud pública, ya mejor ni escribo, porque si lo hago me lamento… y estoy seguro que usted, amigo lector, también se lamentará. _