Del mal llamado Frente Ciudadano por México, que integran el PAN, el PRD y el partido Movimiento Ciudadano, lo primero que habrá que decir es que tuvo un muy exitoso arranque en su fase de aliados políticos, que llegó a su fin esta semana cuando sus dirigentes acudieron al Instituto Nacional Electoral, a presentar una plataforma política común que los mutó de un frente político a un frente electoral.
El absoluto control de los órganos de decisión del PAN que tiene Ricardo Anaya, y el control de daños que tuvo que hacer ante las acusaciones de enrique cimiento inexplicable, fueron factores claves para acelerar la construcción de este ente opositor. Tomar la bandera de la oposición a la pretensión del PRI de imponer al Fiscal Carnal, consolidó la alianza PAN-PRD-MC, y le dio un impulso decisivo para que en cada partido se aprobara suscribir un proyecto común de gobierno para las elecciones presidenciales del 2018. El FCM sin embargo está ahora ante la disyuntiva de optar por el diseño de un proceso auténticamente democrático para definir a su abanderado, o seguir por el camino que transita el panista Anaya, que saltándose todos los procesos internos de su partido busca ser impuesto como el candidato presidencial del Frente. En el camino ya se sacudió a su ex correligionaria Margarita Zavala, que lucha por no desdibujarse en la recolección de firmas para su candidatura independiente. Hoy lo que está poniendo en juego es la existencia o el rompimiento de esta alianza electoral. Sigue, pues, vigente aquello de que cuando llegue el momento de definir el nombre de su candidato será el fin del Frente. El escenario ideal para el futuro del País sería que eligieran por la primera opción y que incluso sacrificaran las aspiraciones políticas de sus miembros, para abrir la postulación a un liderazgo ajeno a sus estructuras. Sería la mejor forma de autentificar y justificar la alianza de partidos políticos tan distantes en sus postulados y principios con el PAN y el PRD. Esta posibilidad, sin embargo, se ve remota y muy poco probable. Todo indica que prevalecerá la ambición de los proyectos políticos personales, lo que de plano dinamitará o debilitará severamente al Frente. Se ve muy difícil que Anaya, Rafael Moreno Valle, y Miguel Ángel Mancera logren un acuerdo para definir el método de elección que los deje satisfechos. Mientras los dos últimos exigen una votación abierta, Anaya insiste en candidato de consenso, bajo el argumento del riesgo de injerencia del PRI o del gobierno. Ante ello Mancera ya advirtió que en todo caso buscará la postulación del PRD, pero nadie le asegura que su ahijada política Alejandra Barrales, no le dé la espalda y se quede en el Frente para que la postulen por el gobierno de la Ciudad de México. Otra dificultad es la falta de definición de los naranjas en Jalisco de impulsar o no un Frente local, única divisa de negociación que tiene Movimiento Ciudadano en la mesa nacional.
Será pues prácticamente imposible que estos partidos lleguen con la solidez mostrada hasta hoy a la elección presidencial, y por ello, el caminar juntos hasta el 31 de diciembre del 2024, para luchar contra la corrupción, la desigualdad y la violencia, así como su voluntad de construir gobiernos plurales y de coalición, entre otros lineamientos que firmaron en común acuerdo, podrían quedar sólo en buenas intenciones.
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