Sufren partidos la paridad de género

  • Radar
  • Jaime Barrera Rodríguez

Ciudad de México /

La lucha que por décadas encabezaron activistas de grupos feministas y las propias mujeres dentro de los partidos políticos para buscar la igualdad de oportunidades en la participación política, se vio coronada el viernes pasado en Jalisco cuando la consejeras y consejeros electorales aprobaron una serie de fórmulas para acabar con la simulación en el cumplimiento de la paridad de género en la asignación de candidaturas.

Una primera conquista fue cuando en noviembre de 2012 el Tribunal Electoral del Poder Judicial ordenó a los partidos políticos dar 40 por ciento de las candidaturas a las mujeres. Ese fue el antecedente directo de la iniciativa que un año después, en noviembre de 2013, año que se conmemoraron los 60 años del voto de la mujer, envió el Presidente Enrique Peña al Legislativo, para modificar el Artículo 41 de la Constitución, en el cual se garantizó por primera vez la paridad de candidaturas entre hombres y mujeres.

El machismo político que prevalece entre la clase política y gubernamental se resistió a ese cambio, y encontró la manera de desvirtuar el espíritu de la reforma, y las candidaturas que se daban a las mujeres eran en donde las posibilidades de ganar eran casi nulas, o de menor importancia. O con rutas tan patéticas como el de “Las Juanitas”, que luego de ganar los espacios, eran sustituidas por sus suplentes hombres.

Lo valioso fue que el Consejo General del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Jalisco (IEPCJ) desmanteló todas estas trampas al establecer criterios y lineamientos para hacer efectiva la paridad horizontal incluida en la última reforma electoral, pero que había sido burlada por los partidos políticos. Entre otras, las mujeres encabezarán las listas plurinominales, sus suplentes tendrán que ser mujeres, y las candidaturas a las presidencias municipales deberán dividirse en subgrupos para que las mujeres tengan la misma oportunidad de postularse por los municipios de mayor territorio y población, y con posibilidades de triunfo.

Por tantos años de cerrazón, todos los partidos políticos, en mayor o menor medida, reconocen que tendrán problemas para jugar con estos nuevos criterios, que entraron en vigencia aún con la oposición de sus representantes en el IEPCJ. Pese a estas resistencias, los partidos tienen en esta acción afirmativa una gran oportunidad de rediseñar sus esquemas de competición interna para que lleguen las mejores mujeres y hombres de entre sus militantes y simpatizantes.

Igualar en cantidad, y ahora en calidad, los espacios de participación política para las mujeres, es sólo el primer paso, pero indispensable para acabar con la desigualdad que imperó siempre. Sin duda esta feminización de la clase política nos vendrá bien a todos, en la búsqueda de mejorar el nivel del debate público y las decisiones de gobierno. Enhorabuena.

jaime.barrera@milenio.com

twitter: @jbarrera4

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