Desde la semana pasada los medios de comunicación, redes sociales y la opinión pública, se han desbordado a favor de los tres estudiantes de la UdeG; Francisco Javier Armenta Araiza, Iván Ilich Vladimir Cisneros y José Alexis Rojas Umanzor; encarcelados injustamente para satisfacer las ansias de venganza que Enrique Alfaro sostiene desde hace tiempo con el rector Ricardo Villanueva, derivadas de las discrepancias respecto a los millones de pesos que le corresponden a la UdeG y que Alfaro se ha negado a entregar.
Afirmamos sin eufemismos que la situación derivó en asunto político. Nada que ver con que los jóvenes universitarios cometieron despojo. Como buen represor que es, Alfaro tronó su chicotito, le ordenó a Felipe de Jesús Rivera Gallegos (quien trae a cuestas un negro historial acerca de su desempeño como juez) que dictara auto de formal prisión contra los tres estudiantes “fabricándoles” cargos rebosantes de irregularidades e injusticias.
Originalmente el terreno de 13.6 hectáreas en disputa estuvo destinado a un parque público, pero de acuerdo a la tradición de corruptelas en las distintas administraciones que los jaliscienses hemos padecido históricamente, el terreno se entregó a la empresa Mecano América para el frustrado proyecto inmobiliario Puerta Guadalajara.
Alfaro jamás se ha distinguido por su sentido humanitario. Tiene en su haber récord de represiones. Su instinto represivo está en su ADN. Aun con esta inclinación en su contra, desde que inició su carrera política, su ambición -como lo ha manifestado repetidamente- está en llegar a la presidencia de la República, meta que, con un poco de sentido común, él debiera entender que jamás alcanzará.
Apenas hace unos días, Alfaro tuvo la audacia de confesar que en junio decidirá su papel rumbo a 2024. Yo le sugiero que desde ahora haga una introspección para que vea que sus anhelos son inalcanzables.
Su personalidad no inspira ni confianza ni simpatía. Su actuar fascistoide, incluido su parecido físico con Benito Mussolini no le favorecen. Si le agregamos su arrogancia, su falta de empatía con la gente, su manera vertiginosa de hablar y sus constantes enfrentamientos con la prensa, sus posibilidades de aspirar a la grande son nulas.
Colofón
Al momento de escribir este texto no tengo información respecto a los resultados de la audiencia con los estudiantes. En beneficio del estado de derecho y de la credibilidad en la justicia, los estudiantes deben salir de prisión.
jaimemarinsr@jmarin.com