Definición y transformación: fondo y forma

Ciudad de México /

Héctor González lo definió perfectamente el fin de semana:

El sábado murió el mito del futbol mexicano como un espectáculo familiar.

No nos engañemos, excepto en ciertas plazas, todos sabemos que ir a un estadio de futbol en México implica riesgos.

Si no se tiene un techo en el estadio en platea o palco, es muy probable un baño de cerveza u otro líquido en cualquier momento del partido, precedido de la advertencia ‘ahí va el agua’.

La llegada, la salida y la experiencia general suelen ser tensas, esto sin contar las groserías e insultos homofóbicos.

¿Espectáculo familiar?

Si bien es cierto que mucho tienen que ver los grupos de animación, barras, porras o cómo quieran denominarles a estos animadores que con prácticas traídas desde el Cono Sur se supone ponen ambiente a los partidos.

También es cierto que hay que ir más a fondo en el análisis.

¿Empezando en entender el porqué es necesario poner supuesto ambiente y animación con cánticos y saltos a un espectáculo que debería constituirse como entretenimiento en sí mismo dentro del rectángulo de juego?

Es una cuestión de fondo y no de forma.

La forma incluye entre muchos factores a estos grupos de animación y sin excusar su comportamiento el sábado y en otras ocasiones, la culpa es tanto de ellos, como también y como dice nuestro refrán, la culpa la comparten quienes los hicieron compadres con boletaje, así como otros accesos y prerrogativas como merchandising, que llega hasta permisos de licenciamiento de marca en algunos casos.

El fondo es el espectáculo en la cancha y una de las causas es un sistema de competencia que mediante la Liguilla y el repechaje fomenta que los jugadores se arrastren en la cancha durante múltiples jornadas, solo para apretar cuando se necesita para asegurar lugar en la Fiesta Grande.

Cuando cualquiera de los primeros 12 puede ser campeón o en porcentaje, el 67%, no hay un motivador para meter el acelerador en cada jornada.

Entiendo la parte de negocio y que se retomara el Repechaje por la pandemia.

Sin embargo, mantenerlo solo empeoró el Frankenstein que es la Liguilla.

Una mala copia de la postemporada de la NFL, en la cual los mejores clasificados tienen ventajas mínimas.

En contraste al futbol americano, donde las mayores ventajas son la localía y la semana de descanso para los mejores sembrados.

Además, hay otro factor que diferencia ambas postemporadas: Mientras que en la NFL, el objetivo de los 32 equipos es el trofeo Vince Lombardi, en el futbol mexicano cada equipo tiene su propio modelo de negocio; incluida la compra y venta de jugadores o hace algunos años ser un contenido de TV -tal como el Querétaro fue para Grupo Imagen.

El sábado debería ser un parteaguas, un no va más.

La mejor Liga del mundo surgió después del desastre de Hillsborough, cuando todos los actores del futbol británico, incluido el Gobierno, se unieron para transformar de fondo y no solo en forma el deporte que ellos mismos inventaron.

Pero para transformar, primero hay que definir qué es lo que se busca.

Y lo que se debería buscar es que el espectáculo en la cancha no necesite aderezos artificiales.

Así pasa en la Premier, donde no se necesitan porristas, bengalas o banderas y en cuyos cánticos rara vez se incluyen malas palabras.

En contraste, en México puede ser campeón el décimo segundo mejor equipo del torneo entre 18 participantes, no hay descenso y los equipos carecen de identidad o referentes nacionales con tantos extranjeros sobre el terreno de juego.

La transformación necesaria conllevaría cambiar el status quo y para ello se necesitan Agentes de Cambio.

Lo complejo es que hemos sido pocos los que nos hemos atrevido a cambiar paradigmas en un futbol donde prevalece el nepotismo y con técnicos, jugadores y directivos que pasan de un equipo a otro por amiguismos.

El objetivo de la fusión con la MLS parece lejano entre lo del sábado y los gritos homofóbicos.

Entre estas aberraciones y el Repechaje, parece que en lugar de evolucionar, nuestra Liga va para atrás.

Los números no mienten y sin un replanteamiento de fondo en el que se defina una oferta deportiva atractiva para la Liga Mx, nuestra competición seguirá perdiendo terreno y popularidad ante las Ligas mejor organizadas en un mundo globalizado.

Jaime Rascón

Twitter: @jaimerascon


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