La celebración del Día de Muertos es una de las más significativas para los migrantes que se fueron en busca del sueño americano y que ya no pudieron volver a ver con vida a sus seres queridos.
Entre los llamados “sin papeles”, la celebración de los muertos representa momentos para recordar a los seres queridos que han dejado de estar presentes, pero que viven en los corazones.
La tradición que está catalogada como Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en ingles), es única para la comunidad migrante y, al mismo tiempo, es emotiva y se traduce en un homenaje para quienes nos dieron la vida.
Las celebraciones del Día de Muertos refuerzan la identidad como mexicanos y, al mismo tiempo, reavivan el sueño de volver a estar junto a los seres queridos que se adelantaron en el camino y la idea de que los volveremos a ver.
Una gran parte de migrantes poblanos, muchos de ellos, originarios de la Sierra Mixteca, de la zona de Cholula y hasta del área metropolitana, no pueden regresar a celebrar a sus muertos o a poner flores en sus tumbas; sin embargo, en los lugares en los que se encuentran tratan de cumplir con la tradición, pero, sobre todo, recuerdan a sus abuelos, padres, hermanos y amigos.
En diferentes ciudades de Estados Unidos, la temporada d Día de Muertos, se traduce en una celebración y en la posibilidad de un reencuentro que no se dio en vida.
Dentro del proceso migratorio, los originarios de Puebla y sus descendientes, hijos, nietos y hasta bisnietos, contribuyen con la celebración del Día de Muertos en diferentes zonas.
La festividad y el recuerdo de los fieles difuntos, permite conformar una identidad para aquellos que no nacieron en México y para fortalecer lazos con la comunidad migrante que se fue en busca de mejores condiciones.
Festivales culturales, la colocación de ofrendas y el establecimiento de altares, forman parte de las tradiciones que pasan las fronteras y, en estas fechas, vale la pena el recuerdo de quienes se nos adelantaron, tanto, en zonas expulsoras como en áreas con presencia migrante. ¡Un fuerte abrazo!