Las remesas, en promedio, para los hogares receptores, representan 30 por ciento de sus ingresos, es decir, se traducen en recursos que son importantes para la supervivencia, la alimentación, educación y el disfrute de bienes y servicios.
Dentro de las casas que se ubican en zonas de mayor marginación, las remesas se traducen en hasta 50 por ciento de los ingresos, es decir, por cada dos pesos que llegan, uno fue conseguido por connacionales que trabajan en alguna ciudad norteamericana.
De acuerdo con el Anuario de Migración y Remesas 2025, investigación desarrollada de manera conjunta por BBVA Research y el Consejo Nacional de Población (Conapo), los dólares que llegan a las familias mexicanas, entre ellas las poblanas, en su mayoría de migrantes que radican en Estados Unidos, se traducen en mayor libertad financiera y ahorros.
Para el país, las remesas son fundamentales porque impactan en las cadenas productivas y, al mismo tiempo, impulsan la economía. A nivel nacional, las remesas representan, en promedio, 3.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Los estados en los que los dólares cuentan con mayor porcentaje de su economía son Chiapas con 14.6 por ciento del PIB estatal; Guerrero, 14.0 por ciento; Michoacán, 11.2 por ciento; Zacatecas, 10.9 por ciento; y Oaxaca, 10.3 por ciento. El estado de Puebla aparece en el undécimo lugar con un valor de remesas equivalentes a 5.3 por ciento de su PIB estatal.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) revela que las remesas contribuyen a financiar el desarrollo porque, a través del dinero que envían los migrantes, apoyan a sus familias en la subsistencia, fortalecen las economías y contribuyen a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Los migrantes superan, en diferentes casos, hasta a la inversión extranjera directa. De manera adicional, en las zonas rurales, las remesas representan un mayor apoyo para las familias.
Los recursos que reciben las familias que provienen de quienes se fueron en busca del sueño americano, cubren las necesidades inmediatas; sin embargo, al menos una cuarta parte ya se destinan para actividades generadoras de ingresos y para la educación.