La violencia no puede ser el camino para detener el paso de los transmigrantes por territorio mexicano porque se violan los derechos de las personas y, al mismo tiempo, surgen más complicaciones.
El choque de migrantes que forman parte de la caravana que busca llegar a la frontera norte, contra elementos la Guardia Nacional y agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) del jueves 4 de noviembre en Chiapas demostró que la violencia genera más violencia.
La disputa se presentó sobre la carretera que comunica a las poblaciones de Pijijiapan y Tonalá, en el estado de Chiapas, cuando llegaron vehículos tanto de la Guardia Nacional como del Instituto Nacional de Migración.
Ante el avance de la caravana, los agentes federales se bajaron con el objetivo de implementar un operativo para contener el paso de los migrantes; sin embargo, comenzó el enfrentamiento.
En uno de los videos que se difundió del enfrentamiento, se aprecia que los transmigrantes corrieron al darse cuenta de que se pretendía colocar un cerco con equipos antimotines. Más tarde, los integrantes de la caravana se enfrentaron con palos y piedras contra los uniformados.
En un video de Azteca Noticias se aprecia el momento en que un grupo de migrantes cargó a uno de los elementos de la Guardia Nacional lesionado, lo dejan en el piso y algunos lo intentan golpear. Ante la situación, parte de los integrantes de la caravana no permitieron las agresiones.
De acuerdo con los presentes, los mismos migrantes fueron quienes entregaron a los elementos de seguridad que resultaron detenidos para que recibieran atención médica. La Guardia Nacional reportó que cinco de sus elementos fueron agredidos con piedras y palos, ante lo cual, fueron trasladados para recibir atención médica.
El enfrentamiento se pudo evitar si, antes se hubieran establecido canales de diálogo entre las autoridades mexicanas y los migrantes. El problema es que México se coloca como muro de contención para evitar que los llamados sin papeles lleguen a Estados Unidos.
La situación no es sencilla porque desde el pasado 23 de octubre, la caravana de migrantes salió de Tapachula, Chiapas, con rumbo a la Ciudad de México y luego con destino a Estados Unidos. El grupo de migrantes piden una resolución a sus peticiones de asilo.
No se puede perder de vista el avance de la caravana migrante formada por más de cuatro mil personas ni las acciones del gobierno mexicano para bloquear su paso. La violencia no es el camino y los canales del diálogo y el respeto a los derechos es la mejor forma para resolver las diferencias.
Jaime Zambrano
jaime.zambrano@milenio.com