El Charro de Huentitán

Ciudad de México /

El azar o el destino quisieron que el deceso de don Vicente Fernández fuera  el mismo día –aunque con más de 16 horas de diferencia- que el del triunfo de un equipo local que hacía 70 años no ganaba un campeonato. El comportamiento de nuestras autoridades en ambos eventos fue contrastante.

Lo ocurrido confirmó la regla: las virtudes o dones de los mexicanos y jaliscienses son más reconocidos en el extranjero, que en nuestra propia tierra. Somos dados a justipreciar lo extranjero o lo que viene dela Ciudad de México, y a menospreciar o ignorar el talento jalisciense.

Si algo distinguía a México y a Jalisco era El Charro de Huentitán. Su fallecimiento(6:15 horas del domingo),  primero fue lamentado en otro país que en el nuestro: En Colombia el ex presidente Álvaro Uribe, expresó sus condolencias a las 7:42; el actual mandatario de ese país lo hizo a las 8:09 horas; mientras que el de México lo hizo a las 9:14.Si bien, el Gobernador de Jalisco, expresó sus condolencias antes que el Ejecutivo mexicano, (8:17 horas), tuvieron que pasar 122 minutos, mientras que para felicitar al Atlas 26 fueron suficientes. El asueto y la hora del deceso debieron haber influido. 

En Jalisco, nadie es profeta en su tierra. En Guadalajara no ha podido concretarse la iniciativa presentada en 2010 para grabar su nombre  en una calle (no en la penca de un maguey);y en Chicago, Estados Unidos, desde hace nueve años una lleva su nombre. Mientras en otros países, ante la muerte de alguno de sus íconos se declara Luto Nacional, aquí solo algunos tuits o comentarios mereció.  

Quizá por descuido o por austeridad gubernamental, pero al día siguiente de su fallecimiento solo en dos diarios locales el Gobierno del Estado publicó esquelas. Hubo más apoyo gubernamental para el festejo del Atlas que para las honras fúnebres de Chente.

La familia rechazó el homenaje que les ofrecieron en Bellas Artes, tanto porque en vida no le permitieron cantar en el recinto por “ranchero”, como para evitar que políticos trataran de lucrar con su muerte. Quizá más por oportunismo que por responsabilidad, el Congreso local va a hacerle el homenaje que en vida debió tener.

Descanse en paz don Vicente Fernández, “alejado del bullicio y de la falsa sociedad”, como dice la canción que él mismo cantara. 

Javier Hurtado 

  • Javier Hurtado
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