Fantasmas en el teatro de la política

Jalisco /

Parafraseando el Manifiesto del Partido Comunista, se puede decir: “Un fantasma recorre México: el fantasma de la sobrerrepresentación. Todas las fuerzas del viejo régimen se han unido en santa cruzada para acosar ese fantasma: la Conferencia del Episcopado Mexicano; la Coparmex; ex consejeros electorales; y demás comentócratas”. Y en verdad es un fantasma, ya que tanto eso, como lo que se pretende no existe. Veamos:

1). El concepto es invento del profeta mexicano de la pluralidad y sus apóstoles: no aparece en la Constitución ni en las leyes; 2). Los espíritus que invocan los nigromantes intérpretes dela Constitución, no les han dicho que los diputados de representación proporcional son producto de la alquimia-ya que nadie vota por ellos-e ilegales puesto que la LEGIPE en su artículo 1 preceptúa establece que los cargos de representación popular deben ser “mediante sufragio universal, libre, secreto y DIRECTO”; 3). Pretenden que esos fantasmas se “asignen” (puesto que no son elegidos directamente) a algo también inexistente, ya que el artículo 87 de la LGPP, al tiempo que dice que las coaliciones terminan “automáticamente” concluidas las elecciones”; impone la obligación de que el convenio de coalición estipule a qué grupo parlamentario pertenecerán los candidatos que  resulten electos.

En la pretendida interpretación sistemática del 54 Constitucional -además de resucitar una tesis aislada de la Corte que convierten en “jurisprudencia”-, al prescindir de las leyes generales los lleva a suponer que las coaliciones electorales son eternas o automáticamente se convierten en legislativas o gubernamentales.

Crean también el fantasma de la tiranía o dictadura que, según ellos, surgiría necesariamente cuando lo que fue una coalición electoral logre mayoría calificada para reformar la Constitución. Empero, lo que hasta el momento la historia registra es justamente lo contrario: el mayor número de cambios constitucionales se han dado cuando el partido del presidente tiene menos de la mitad de los diputados, no cuando goza de amplia mayoría. Con Ruiz Cortines solo dos artículos se reformaron; con López Mateos 11; con López Portillo 34. En cambio, con Zedillo fueron 78; con Calderón 110; y con Peña Nieto 153. Con López Obrador, pese a que en los primeros tres años gozó de mayoría calificada y el resto con absoluta, a la fecha solo se han dado 63.

Tanto en política como en democracia no es posible predecir el futuro. Una mayoría, por más amplia que sea, puede quedar paralizada; y las minorías convertirse en mayoría, ya que no existen ganadores absolutos ni perdedores eternos.


  • Javier Hurtado
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