Ante los negativos que en el debate público han tenido tanto la iniciativa de pasar la Guardia Nacional a la Sedena como los eventos delincuenciales de la semana pasada, ahora se introduce en el debate nacional una decisión que bien pudo haber esperado hasta el mes que entra: la solicitud de declaración de procedencia contra el diputado federal y presidente del CEN del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas. Una bomba mediática y tiro directo al corazón del tricolor.
Nunca, un dirigente de un partido político y al mismo tiempo legislador, ha sido desaforado. Este sería el décimo procedimiento que contra un legislador federal se emprende desde 1935 (cuando desaforaron a Manuel Riva Palacio), y el cuarto en el actual gobierno (antes fueron Cipriano Charrez, Saúl Huerta y Mauricio Toledo, los dos primeros de Morena, el último del PT). Las implicaciones son múltiples. Veamos las más importantes:
1.- O el gobierno federal se está cobrando los incumplimientos del PRI al supuesto pacto existente con EPN y su partido, con la reforma eléctrica, o ese acuerdo AMLO lo está dando por cancelado; 2.- También puede ser que lo ponga en suspenso, hasta en tanto se vea un cambio de actitud del tricolor en las siguientes reformas constitucionales, y en las elecciones del Estado de México; 3.- La actitud del PRI debe ser definitoria para levantar la “moratoria constitucional”, o para que esta quede limitada solo al PAN y al PRD; y 4.- Ya sea que el PRI apoye o no al actual gobierno, el partido quedará muy debilitado para las próximas elecciones y la Alianza Opositora –si es que sigue existiendo- se verá mermada, al estar uno de sus tres dirigentes sujeto a proceso penal por enriquecimiento ilícito.
Queda demostrado que el actual titular del Ejecutivo Federal es un auténtico “animal político” que maneja los tiempos y temas políticos como mejor le convengan. Si bien habla con dificultad, es un maestro para mover las fichas del juego de la política. Su “Doctorado en Grilla” resultó más eficaz que los doctorados en Harvard.
Que el tal “Alito” es algo de lo peor de la política mexicana es cierto. Lo importante es haberse pasado por alto el “fuero político” que suponía tener para ser impune, por ser dirigente de un partido político. Esto apenas empieza.
Javier Hurtado